Los días 6 y 7 de agosto de 1987 en Ciudad de Guatemala, los presidentes Oscar Arias Sánchez, de Costa Rica; José Napoleón Duarte, de El Salvador; Vinicio Cerezo Arévalo, de Guatemala; José Azcona Hoyo, de Honduras y Daniel Ortega Saavedra, de Nicaragua, firmaron el Acuerdo de Esquipulas II con el objetivo de "asumir plenamente el reto histórico de forjar un destino de paz para Centroamérica", según sostiene el preámbulo del texto.
Promovida por el presidente costarricense, la resolución, de 11 puntos, expresaba además el "compromiso" de "erradicar" la guerra de la región y "hacer prevalecer el diálogo sobre la violencia".
El acuerdo estipuló en su primer punto la "reconciliación nacional" en aquellos países donde se habían desarrollado guerras civiles, estableciendo amnistías y creando una Comisión Nacional de Reconciliación.
Se llamó a la "democratización" de estos países, con elecciones libres y el cese de cualquier apoyo a "fuerzas irregulares" o "movimientos insurreccionales", así como el compromiso de "impedir" la utilización del propio territorio para organizaciones o grupos que buscaran "desestabilizar" a los gobiernos de la región.
La firma del acuerdo supuso un paso importante para el fin de los conflictos en estos tres países, que afectaban a las naciones vecinas cada vez en mayor medida, ya fuera por cuestiones políticas, militares o humanitarias.
Precisamente, el punto 8 del Esquipulas II se detenía en la situación de los miles de refugiados y desplazados.
"Los gobiernos centroamericanos se comprometen a atender con sentido de urgencia los flujos de refugiados y desplazados que la crisis regional ha provocado, mediante protección y asistencia, especialmente en los aspectos de salud, educación, trabajo y seguridad, así como a facilitar su repatriación, reasentamiento o reubicación, siempre y cuando sea de carácter voluntario y se manifieste individualmente", precisa el documento.
Las deudas pendientes de la paz
"Hoy celebramos la paz que alcanzamos hace 30 años, pero es justo pensar también en la paz que nos falta por conquistar", expresó el pasado 7 de agosto Arias Sánchez, dos veces presidente de Costa Rica (1986-1990 y 2006-2010), en el marco de una jornada celebratoria de los acuerdos realizada en la capital de ese país.
El exmandatario, uno de los principales impulsores de lo acordado en Esquipulas, se refirió a la situación actual de Centroamérica.
"No podemos seguir siendo una región de paz, pero de hambre; de paz, pero de miedo; de paz, pero de odio", sostuvo.
Por su parte, la presidenta de la privada Fundación Esquipulas, Anaisabel Prera, se manifestó sobre el aniversario destacando la firma de los acuerdos, pero haciendo énfasis también en lo que resta por hacer.
"Hoy día vivimos en paz política y paz armada, pero sigue estando pendiente la paz social", expresó Prera en un acto conmemorativo del 30 aniversario de la firma del acuerdo, según consigna el sitio web de la fundación.
"Es un tema pendiente poner en la agenda pública los malestares de las generaciones vivas, que tienen una historia que contar", expresó en una entrevista con el medio nicaragüense El Confidencial.
El Acuerdo Esquipulas II tuvo el apoyo de la Comunidad Económica Europea y del entonces papa Juan Pablo II.
Las dos instancias de acuerdo surgieron del llamado Grupo Contadora, nacido a inicios de 1983 e integrado por Colombia, México, Panamá y Venezuela, países que actuaron como mediadores entre las partes en conflicto en las naciones centroamericanas que estaban entonces en guerra.