El Grupo de Contadora presentó un plan de paz para América Central que fue apoyado por la Asamblea General y por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas; era la primera vez en mucho tiempo que gobiernos de la región intentaban una gestión exclusivamente regional para problemas regionales.
Los gobiernos centroamericanos firmaron un documento en el que se comprometían a democratizar sus países, terminar con los conflictos armados, respetar el derecho internacional y promover un verdadero desarrollo.
Esto sentó las bases para el Acuerdo de Paz de Esquipulas, dando paso así a la terminación de los conflictos en Nicaragua, Guatemala y El Salvador.
El Grupo de los Ocho países se ocuparía luego de otros asuntos preocupantes para la región, como el proteccionismo de las potencias ricas, la deuda externa y el conflicto entre Argentina y Reino Unido por la soberanía de las Islas Malvinas.
En 1986, en una reunión en la brasileña Río de Janeiro, este mecanismo de concertación política pasó a llamarse Grupo de Río y a partir de 1990 incorporó a casi todos los países de América Latina y el Caribe, así como a otros organismos subregionales, como la Comunidad del Caribe y el Sistema de Integración Centroamericana.
Funcionaba con una cumbre presidencial anual que en su última edición, en 2010 en la mexicana Cancún, resolvió dar un paso más e iniciar el proceso de creación de la CELAC.
La región vivía un momento particularmente efervescente, con gobiernos de izquierda o centroizquierda en algunos de los mayores países, como Brasil, Argentina y Venezuela, y con experiencias inéditas, como la que vivían Bolivia y Ecuador, con procesos constituyentes que incluyeron el reconocimiento de poblaciones históricamente postergadas, como los indígenas.
Al año siguiente, en Caracas, los 33 países de la CELAC afirmaron que el nuevo organismo sería "la más alta expresión de nuestra voluntad de unidad en la diversidad, donde en lo sucesivo se fortalecerán nuestros vínculos políticos, económicos, sociales y culturales sobre la base de una agenda común de bienestar, paz y seguridad para nuestros pueblos, a objeto de consolidarnos como una comunidad regional".
Sin embargo, en materia de logros, la CELAC se ha quedado hasta ahora a mitad de camino.
En la última cumbre, celebrada en enero de este año en República Dominicana, los presidentes firmaron una extensa declaración con temas que van desde la paz y la seguridad internacional hasta el cambio climático, la innovación científica y la equidad de género.
El Salvador ejerce este año la presidencia rotativa de la CELAC.