Los habitantes locales que los últimos seis años se acostumbraron al estruendo de las explosiones y al traqueteo de las armas de fuego, no se quejan del constante ruido de los constructores.
"No tuve a dónde ir con mi familia y todos estos años estuvimos aquí bajo los continuos disparos (…) Ahora tenemos tranquilidad", confesó Majmud Safar, vecino de Guta Oriental.
La Policía militar rusa instaló en la zona puestos de control y vigilancia.
"Aquí no hay más disparos y muchos vecinos retornaron después de que anunciaran el cese del fuego (…) Lo más importante es que ahora con la presencia de los militares rusos sentimos más seguridad", remarcó.
Safar espera que vuelvan sus vecinos aunque algunas viviendas requieran restauración.
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Con el restablecimiento de la paz en Guta Oriental vuelven a reabrir los comercios y los talleres automotrices, además crece la demanda de viviendas.
"El costo de un apartamento en esta otrora zona exclusiva es hoy inferior a los precios de uno en la capital, pero esto es solo por ahora", dice Ibrahim Sobhi, dueño de una agencia inmobiliaria.
Mientras los civiles retornan a la normalización, la Policía Militar rusa vigila día y noche el cumplimiento del alto el fuego en la zona de distensión.
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En julio una delegación del Ministerio ruso de Defensa se reunió en Egipto con la oposición moderada siria para examinar cómo iban a funcionar la zona de seguridad en Guta Oriental.
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto armado en el que las tropas gubernamentales se enfrentan a grupos armados de la oposición y a organizaciones terroristas.
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Las hostilidades dejaron más de 220.000 muertos, según estimaciones de la ONU.