Según se desprende de la carta de Ilichov al secretario general de la ONU, António Guterres, publicada en la página de la ONU, Rusia llama a los expertos a evitar basar su informe en los datos que ofrecen los testigos.
El diplomático indicó que la violación de las reglas de un análisis imparcial y la permanencia en el lugar de las organizaciones internacionales da la posibilidad a todos a usar las armas químicas en la región "conforme a sus coyunturales objetivos políticos y militares".
A finales de junio, la Misión de Búsqueda de Hechos (FFM, por sus siglas en inglés) de la OPAQ publicó un informe en el que confirmó el uso de gas sarín el 4 de abril en un supuesto ataque contra Jan Sheijun, provincia siria de Idlib.
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Tras publicarse el informe Washington acusó a Damasco de incumplir sus obligaciones sobre las armas químicas.
Más temprano, el director del Departamento de No Proliferación y Control de Armas de la Cancillería rusa, Mijaíl Uliánov, denunció que el informe de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) sobre el uso de sarín en Jan Sheijun es de "poca calidad".
La oposición siria denunció el 4 de abril un supuesto ataque con armas químicas en la ciudad de Jan Sheijun, que se saldó con más de 80 muertos, según la Organización Mundial de la Salud.
El Gobierno sirio aseguró que nunca empleó sustancias tóxicas ni contra la población, ni contra la oposición, ni contra los terroristas.
El 7 de abril EEUU atacó con misiles de crucero la base aérea siria de Shairat, provincia de Homs, sin esperar la investigación ni presentar pruebas irrefutables.
En entrevista con Sputnik, el presidente sirio Bashar Asad negó que se hubiese producido un ataque químico y calificó el caso de provocación para justificar el bombardeo a la base aérea, crucial en la lucha contra el terrorismo.