El 7 de julio, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, anunció que expertos de Rusia, Estados Unidos y Jordania habían redactado un memorando para establecer una zona de distensión en el sudoeste de Siria.
Actualmente, las tropas de Asad controlan la mayor parte de la provincia de As Suwayda —que se encuentra en la frontera de Siria con Jordania—mientras que las fuerzas opositoras y los terroristas de Daesh y los del Frente al Nusra siguen en la provincia de Daraa —que comparte frontera con los Altos del Golán— y se niegan a deponer las armas y observar la tregua.
"No es difícil deducir que los enfrentamientos seguirán produciéndose en la zona de distensión situada cerca de los Altos del Golán", una zona sensible para Israel, escribe.
El periodista presta especial atención al hecho de que durante mucho tiempo Israel no había participado en el arreglo de la situación en Siria, pero en cuanto Rusia y EEUU pudieron llegar a un acuerdo, las autoridades israelís aparecieron en escena y empezaron a crear problemas.
Desde su punto de vista, el acuerdo ofrece a Irán la posibilidad de consolidar su presencia militar en la zona e incluso le da carta blanca para el establecimiento de un campo de operaciones desde el cual lanzar "la guerra santa" contra Tel Aviv.
Por su parte, el jefe del Comité de Asuntos Internacionales de la Cámara Alta del Parlamento ruso, Konstantín Kosachov, declaró en su página de Facebook que la resistencia de Tel Aviv no es razonable ya que el acuerdo logrado por ambas partes crea las condiciones necesarias para que algún día termine la guerra civil en Siria.
Además, el político apuntó al hecho de que Irán es un importante actor del proceso negociador sin el cual la situación en Siria no puede ser resuelta.