En su artículo para The National Interest, la autora apunta a que la afirmación de Donald Trump de que los países de la OTAN no aportan lo suficiente a la "carga de la seguridad" parece vana al echar un vistazo al mapa de Europa de Este, donde 45.000 soldados de EEUU y de otros 23 países han iniciado unas maniobras militares para responder ante una supuesta invasión rusa.
En concreto, se trata de 18 ejercicios agrupados en las maniobras 'Saber Guardian', que están en marcha en la región del mar Negro. Los ejercicios cuentan con la participación de 14.000 militares de EEUU, así como de unidades de Alemania, Georgia, Lituania, Montenegro, Países Bajos, Rumanía, Ucrania y el Reino Unido, entre otros.
Además, se han desplegado baterías antimisiles Patriot en Lituania para las maniobras 'El legado de Tobruk', centradas en la defensa antimisiles y antiaérea de largo alcance. Erwin cita al comandante del Ejército de EEUU, el general Ben Hodges, quien manifestó que no se trata de "actos de provocación", sino de "actos de disuasión".
"Los aliados de EEUU están preocupándose por los próximos ejercicios militares rusos llamados Zapad", subraya la autora.
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Según Erwin, cerca de 3.000 militares rusos y 800 tanques "se dirigirán a Bielorrusia" con el fin de "prepararse y entrenarse para una potencial confrontación con la OTAN".
De acuerdo con el comandante adjunto del Ejército de EEUU en Europa, Timothy McGuire, uno de los desafíos principales de estas maniobras es la logística. El país norteamericano dispone de tres brigadas de combate desplegadas en Alemania, por lo cual Washington tiene que conseguir autorizaciones diplomáticas de otras naciones para poder transportar sus tropas y equipos a Europa del Este.
"Hemos tenido fricciones en las fronteras. La coordinación no está siendo tan sólida como debería ser. Incluso los puestos de control convencionales pueden detener los convoyes de suministro", confesó McGuire, citado por Erwin.
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En EEUU, por su parte, sigue vigente el debate sobre la cantidad de unidades que debería estar desplegada permanentemente en Europa. Después de que la Administración Obama desviara la atención hacia Asia, la presencia militar estadounidense en Europa se vio reducida drásticamente y dos brigadas de blindados abandonaron este destino.
Anteriormente, las autoridades estonias declararon que no excluían que se produjeran incidentes durante las maniobras Zapad. Además, Lituania calificó de amenaza para la seguridad nacional estas maniobras. Finlandia, por su parte, inició una modernización de sus túneles subterráneos para prepararse en caso de guerra con Rusia.
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No obstante, Moscú ha declarado en reiteradas ocasiones que Rusia jamás atacaría a un país miembro de la OTAN, además de insistir en que todas sus actividades militares son una respuesta a la expansión hacia el este de la Alianza Atlántica.