La policía israelí desplegará en la ciudad santa millares de efectivos que contarán con el apoyo del cuerpo paramilitar de la policía de fronteras y del Ejército que ha movilizado a cinco batallones adicionales para desplegarlos por toda la Cisjordania ocupada.
Las autoridades religiosas musulmanas ordenaron el 19 de julio el cierre de todas las mezquitas de Jerusalén y sus alrededores durante la plegaria del mediodía del 21 de julio, de manera que los fieles se vean obligados a acudir a la mezquita Al Aqsa.
El 16 de julio la policía israelí colocó varias puertas electrónicas con detectores de metales en los accesos a la Explanada para controlar a los musulmanes que se dirigen a Al Aqsa.
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Pero las autoridades musulmanas ordenaron a los fieles que no crucen bajo las puertas electrónicas con objeto de impedir que Israel consume un cambio en el statu quo que se aplica a los santos lugares de Jerusalén.
Las autoridades israelíes temen perder el control de la situación y de momento decidieron ir adelante con el envío de millares de policías y soldados para hacer frente a la situación durante el rezo del 21 de julio.
En la oficina del primer ministro Benjamín Netanyahu se dice que en las próximas horas se decidirá si se mantienen las puertas electrónicas en su lugar o se retiran antes de la oración del 21 de julio.
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La mayor parte de la cúpula policial es partidaria de mantener las puertas, pero los servicios secretos del Shin Bet consideran que se trata de un error por cuestiones prácticas y recomiendan retirar las puertas y permitir el acceso de los musulmanes sin restricciones.
Abás ha hablado con Jordania y Turquía para que intervengan en la crisis. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, concertó una conversación telefónica con su homólogo israelí, Reuven Rivlin, para las próximas horas, una decisión que fue muy mal acogida por parte del Ministerio de Exteriores, cuyo titular también es Netanyahu.
La oficina de Rivlin matizó que con Erdogan defenderá la posición del Gobierno israelí, aunque esto no evitó el roce con Netanyahu.
El líder de Hamás Ismail Hanniya declaró que la situación que se creó a partir del viernes pasado significa que Israel decidió cruzar una "línea roja".
"Los israelíes nunca aprendéis de la historia", añadió Hanniya.
El 19 de julio, un portavoz de la Casa Blanca manifestó que Estados Unidos está "muy preocupado por las tensiones alrededor" de la Explanada de las Mezquitas.
Siguiendo instrucciones de Netanyahu, la presidencia de la Kneset envió una carta a cada uno de los ministros y de los diputados recordándoles que en estos momentos no están autorizados a visitar la Explanada de las Mezquitas, una posición que ha sido bastante criticada.
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Por otra parte, los cadáveres de los tres árabes israelíes que el viernes pasado mataron a los dos policías en Jerusalén continúan retenidos por las autoridades a petición del Gobierno israelí y a la espera de que el Tribunal Supremo decida si se entregan a sus familias.