"El líder palestino decidió interrumpir su visita al extranjero que empezó en China y volver al país para seguir la evolución de la situación en Jerusalén a la luz de la agresión israelí y las restricciones de acceso a la mezquita Al Aqsa, impuestas por Israel", dijo a esta agencia.
Tras lo sucedido las autoridades israelís cerraron el acceso a la Explanada por 48 horas, y el 16 de julio autorizaron la entrada para los musulmanes pero les obligaron a pasar a través de portales con detectores de metales.
Los musulmanes rechazaron esta medida argumentando que representa "un grave cambio en el statu quo" de Jerusalén y se negaron a cruzar por los portales electrónicos.
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En la noche del 18 julio y la mañana del día 19 el sector ocupado de Jerusalén fue escenario de varios choques entre palestinos y fuerzas de seguridad israelíes durante el "día de la rabia", protestas convocadas por Fatah, organización del presidente palestino.