La reunión del Consejo de la Unión Europea se celebró en Bruselas el 17 de junio. En ella participaron todos los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión para tratar las consecuencias en Europa de la situación política en Libia.
"Lo único que los ministros de Exteriores han podido acordar (…) ha sido prohibir 'la exportación de embarcaciones neumáticas y motores fueraborda a Libia'" para contrarrestar el flujo de migrantes que buscan alcanzar las costas europeas por mar, apunta Serov.
Y es que, a partir de ahora, se requerirá autorización previa por parte de la Unión para que sus Estados miembro puedan "vender, suministrar, transferir y exportar directa o indirectamente" este tipo de embarcaciones.
El escaso margen de maniobra de la UE
Serov opina que las conclusiones del Consejo de la Unión Europea son "poco convencionales" y "fruto de la desesperación", y recuerda que todos los intentos de la UE por utilizar efectivamente sus guardias de fronteras y costas (Frontex) en Libia para controlar el flujo migratorio no han cosechado resultados.
La delicada situación en la que se encuentra el Gobierno libio tampoco ayuda, prosigue el analista.
"El Gobierno oficial de Trípoli simplemente no está en condiciones de controlar todas las costas del país", subraya Serov.
Italia, el país más afectado
Serov apunta a que Italia se ha mostrado reacia a prorrogar la misión de la Unión Europea para controlar el flujo migratorio.
"La misión ya fue lanzada en 2015 para luchar contra el flujo de migrantes ilegales y para salvar a los refugiados [en alta mar], pero en la práctica estos objetivos no se alcanzaron. Ahora los barcos de la UE no salvan a los migrantes irregulares en mar abierto y casi ni siquiera en las costas libias, cuando las embarcaciones llenas de migrantes se vuelcan (…). A los barcos europeos no les queda otra que subir a los supervivientes a bordo y dejarlos en los puertos de Italia", algo que a Roma no le conviene, dice Serov.
"Podemos cerrar la frontera con el Ejército en 24 horas y comenzar a aplicar controles fronterizos con la policía y Aduanas", avisa el conservador austríaco, que asegura que un tercio de los inmigrantes que arriba al país a través de Italia "lo hace con ayuda de redes criminales" y que, de ellos, el 80% no tiene posibilidad de obtener el estatus de refugiado en la Unión Europea.