"Es del todo lamentable que un expresidente de la República sea condenado criminalmente, pero la causa de eso son los delitos por él practicados, la culpa no es de la aplicación regular de la ley; prevalece el refrán "No importa cuán alto estés, la ley seguirá estando por encima", sostuvo en su sentencia el juez Sérgio Moro, que encabeza las investigaciones de la Operación Lava Jato (lavadero de autos).
El líder del Partido de los Trabajadores (PT) fue condenado en primera instancia por haber recibido sobornos de la empresa constructora OAS en forma de un apartamento en Guarujá, litoral del estado de São Paulo (sur); además se lo inhabilitó para ejercer cargos públicos por 19 años y se le impuso una multa equivalente a 200.000 dólares.
Mientras tanto tendrá que estar pendiente de otros cuatro procesos.
En un juzgado de Brasilia está acusado de obstrucción a la justicia en el caso en el que está más cerca de ser sobreseído.
Según los investigadores Lula maniobró para intentar comprar el silencio del exdirectivo de la empresa semiestatal Petrobras, Néstor Cerveró, que estaba detenido y a punto de hacer confesiones importantes a los investigadores de Lava Jato.
Anteriormente, la fiscalía corroboró en parte la postura de Lula, al pedir que se archivara esta causa contra él por "falta de credibilidad" de las acusaciones de Amaral; ahora el juez deberá decidir si acepta o no la petición.
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La tercera acción contra Lula se relaciona con la empresa constructora Odebrecht, que durante años repartió sobornos millonarios a prácticamente todos los partidos del país.
La fiscalía lo imputa por supuestamente favorecer a la constructora en contratos para obtener obras en Angola que financiaba el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social.
A cambio, Odebrecht habría pagado 30 millones de reales (9,3 millones de dólares) a la empresa de un sobrino de Lula, Taiguara Rodrigues dos Santos.
La defensa del expresidente niega estos cargos.
La cuarta imputación se relaciona con la Operación Zelotes, que investiga un gran esquema de evasión fiscal en empresas.
A cambio, su hijo Luis Cláudio habría recibido 2,5 millones de reales (casi 800.000 dólares).
La última acción penal contra el líder del PT se abrió en diciembre de 2016; según la policía, Lula recibió dinero irregular de Odebrecht a través del exministro de Economía, António Palocci.
Pese a las acusaciones de corrupción, Lula se mantiene como favorito para las elecciones presidenciales de 2018, según las encuestas divulgadas en los últimos meses, antes de la publicación de su primera condena.
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Mientras no tenga condenas firmes, puede postularse, pero es una carrera contra el tiempo.
Para liderar de nuevo a la izquierda brasileña en las urnas, Lula tendrá que lograr la absolución en segunda instancia del proceso por el apartamento de Guarujá y evitar ser condenado en las otras cuatro causas abiertas.