Cerveró, en la cárcel desde hace tiempo, estaba dispuesto a confesar a la policía todo lo que sabía sobre la trama, a cambio de ver así reducida su condena.
El origen de la imputación de Lula y de los otros causados está en la grabación secreta que realizó su hijo Bernardo en noviembre del año pasado.
El hijo del directivo de Petrobras se reunió en un hotel con el exsenador del Partido de los Trabajadores (PT) Delcídio Amaral, con su jefe de gabinete, Diogo Ferreira, y con el abogado Edson Ribeiro.
Todos ellos estaban interesados en evitar por todos los medios que Cerveró llegara a un acuerdo con la policía que podría resultar en acusaciones contra el gobierno de Dilma Rousseff y de su predecesor, Lula.
En el audio que el hijo de Cerveró grabó a escondidas y que fue posteriormente divulgado a la prensa Amaral, Ferreira y Ribeiro hablan de hacerle varias entregas de 50.000 reales (15.400 dólares).
También valoraban la idea de llevar a cabo plan para que Cerveró se fugase de Brasil y se escondiera en España, pasando por Paraguay.
Según las investigaciones de la Operación Lava Jato, Lula estaría detrás de los movimientos de Amaral y sus colegas para intentar acallar a Cerveró.