Ese consorcio ganó la licitación de cinco de los nueve campos petroleros subastados en la Cuenca de Burgos (no convencionales de rocas de esquisto), y uno en la Cuenca del Sureste de México, de acuerdo con el cuadro con la lista del resultado, enviado por la CNH a la prensa extranjera, en el que tres contratos quedaron desiertos.
Se trató de "la segunda licitación de la Ronda 2 (de la apertura petrolera a la inversión extranjera y privada en México), integrada por 10 áreas contractuales bajo la modalidad de contrato de licencia", informó la CNH, y señaló que "nueve de estas áreas se encuentran ubicadas en la Cuenca de Burgos y una en las Cuencas del Sureste".
Según la lista del resultado de las 10 licitaciones, el consorcio privado mexicano-canadiense ganó las áreas de crudos no convencionales números 1, 4, 5, 7, 8 y 9 en Burgos, y también el décimo concurso en la Región Sur de la segunda licitación de la Ronda 2.
Las empresas que perdieron en las pujas fueron los consorcios de la estadounidense Iberoamericana de Hidrocarburos y Newpek Exploración, Extracción y Verdad Exploration Mexico, y Perseus Exploración Terrestre, que presentaron ofertas en la subasta sin éxito.
La cuenca de Burgos está ubicada en los estados mexicanos de Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León, en el norte de México.
Rocas codiciadas en el desierto
Geológicamente, la cuenca de Burgos forma parte de la continuación del yacimiento fósil Eagle Ford del estado de Texas, en el sur de EEUU, el tercero de los nueve mayores campos con potencial para desarrollo de hidrocarburos de rocas de esquisto en el mundo.
Los hidrocarburos en rocas terrestres no convencionales, en Burgos, técnicamente recuperables, se estiman por expertos estadounidenses de la industria en 545 billones de pies cúbicos de gas de esquisto y de 13.000 millones de barriles de crudo no convencional.
La estimación de esas enormes reservas convirtió a México en uno de los destinos con mayor atractivo para las inversiones extranjeras y privadas.
En esos campos de esquisto se ha desarrollado la llamada "revolución energética shale (esquisto)", con el desarrollo de la polémica tecnología de fractura hidráulica, que le ha permitido a EEUU disparar su producción a niveles de los años 70, una estrategia en busca de la independencia energética impulsada por las empresas privadas durante el Gobierno de Barack Obama (2009-2017).
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Este año, impulsado por la recuperación de los precios, los productores de esquisto permitieron a EEUU generar un promedio de 9,33 millones de barriles diarios, y para 2018 se alcanzará un nuevo récord histórico de 10 millones de barriles, según la EIA.
En forma similar a lo que ocurre en Canadá con las arenas bituminosas, la producción de gas y crudo ligero de esquistos en EEUU es realizada fundamentalmente por pequeñas y medianas empresas que invierten en investigación de tecnología de punta y eficiencia, mientras que las grandes petroleras se concentran en crudos convencionales y aguas profundas.
Esas empresas, que necesitaban antes precios internacionales del crudo arriba de los 50 o hasta 65 dólares por barril para ser viables, fueron blanco de la "guerra de precios" encabezada por Arabia Saudita y sus socios petroleros, en 2014 y 2015, dijo a Sputnik el experto Alexis Juárez Cao.
"Los sauditas buscaban defender su porción de mercado, dispararon su producción al máximo, generando excedentes de hasta dos millones diarios de barriles de crudo en el mercado mundial, y abatieron los precios para sacar del negocio a esas empresas del shale", dijo el autor de una investigación doctoral sobre la Reforma Energética en México, en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
"Los productores no convencionales en Eagle Ford en Texas y Dakota del Norte (EEUU) han ido bajando sus costos de producción a niveles de alrededor de 40 dólares por barril incluso menos", puntualizó el autor.
La producción petrolera promedio de México en 2017 es de 1,95 millones de barriles diarios, y el barril de la mezcla de crudos mexicanos de exportación —en la que predominan crudos pesados y semipesados, menos valiosos que el petróleo ligero encontrado por el consorcio-, se cotiza este miércoles en 41,94 dólares por barril, según datos de oficiales de la estatal Pemex.