El analista internacional Juan Aguilar explica que estos hechos tienen lugar en un momento muy especial "tan especial como que se está viendo luz en el horizonte y la salida del túnel que pueda llevar al final de la guerra en la zona contra los grupos yihadistas y con grupos de la oposición ya controlados, o que hayan aceptado negociar un armisticio".
Aguilar interpreta el contexto en el que se suceden los hechos:
"Es evidente que los estrategas de los distintos países empiezan ya a ver la perspectiva de una Siria y una Irak postconflicto. Aquí intervienen ya muchos factores a futuro, y en concreto, en lo que respecta a China, hay cuatro factores muy importantes"
"En primer lugar es una cuestión de seguridad (…) porque el yihadismo afecta a su propio territorio y todo el centro de Asia (…); en segundo lugar, por el aspecto económico, para recuperar grandes inversiones en Siria previas al conflicto (…); en tercer lugar, es que China necesita un Oriente Medio pacificado y controlado porque de allí salen grandes recursos energéticos que mueven a la economía china (…); y por último, (…) hay una razón estratégica, que es el gran proyecto chino de la reconstrucción de la Ruta de la Seda", analiza el experto.
"La escuadra de la Marina de Guerra que viaja para realizar maniobras conjuntas con Rusia efectuó el 10 de julio disparos de entrenamiento a su paso por el mar Mediterráneo", señaló el Ministerio de Defensa de China en un comunicado.
Unas acciones que le suceden a las tres reuniones mantenidas por los presidentes de Rusia y China, Vladímir Putin y Xi Jinping, no son en vano, ni casuales, sino que muestran y demuestran una intensificación en el acercamiento de los intereses de mutuo beneficio para ambos Estados.
Estos ejercicios entre ambos países, según Aguilar, están enmarcados en el mismo contexto. "Esto viene fundamentalmente de agosto del pasado año 2016, cuando ya hubo un replanteamiento de la política china sobre todo con respecto a la lucha contra el terrorismo internacional yihadista y a la situación en Oriente Medio".
Y es que los terroristas son una amenaza potencial, no sólo para China y Rusia, sino también para todos los países de Asia Central, incluidos los países miembro de los BRICS (Rusia, China e India) y de la Organización de Cooperación de Shangái, y también para Irán, que es por donde pasará la Nueva Ruta de la Seda, indica Aguilar.
"Todo esto impone una realidad, que es la interrelación estratégica, fundamentalmente chino-rusa. Esta interrelación estratégica tiene un contenido económico, político, incluso cultural, social y demás, pero también tiene un contenido de defensa. Todo ese titánico proyecto de la Ruta de la Seda no se puede hacer sin seguridad, sin tener clara una política de defensa común de toda la zona", explica el periodista.
En su intento de aislar a Rusia con la excusa de la crisis en Ucrania, el expresidente de EEUU Barack Obama no hizo otra cosa que fortalecer los lazos entre Moscú y Pekín. Algo que rompió con una máxima de Henry Kissinger y Zbigniew Brzezinski, según la cual Rusia, EEUU y China deben establecer una estructura tripartita y mantener una interacción, dependiendo de las circunstancias.
"Se está conformando un bloque euroasiático (entre Moscú y Pekín) en el cual China es uno de los pivotes fundamentales, y eso explica en buena parte esta actitud china de, por primera vez en su historia, abrir y proyectar su política exterior hacia continentes lejanos: África, Latinoamérica, y también en Oriente Medio. Y lo del Mediterráneo (los ejercicios de la Armada china) es un aviso a todo el mundo occidental: a la UE, a la OTAN, a EEUU, y a sus aliados en la zona, como son las petromonarquías, el Estado de Israel, y otros", concluye Juan Aguilar.