No obstante, según Petras, el salario promedio en el sector industrial chino se ha triplicado en la última década y se aproxima al de la UE.
El sueldo de los trabajadores chinos está muy por encima del latinoamericano, señala el sociólogo. Mientras tanto, los regímenes neoliberales, bajo la presión de la UE y EEUU, han recortado a la mitad los salarios en Grecia y han disminuido considerablemente los ingresos en Brasil, México y Portugal. Los obreros chinos ahora cobran más que los argentinos, los colombianos y los tailandeses. Aunque no son muy altos de acuerdo con las normas de EEUU y la UE, en 2015, los salarios en China alcanzaron los 3,60 dólares por hora, lo que aumentó el nivel de vida de los trabajadores, subraya Petras.
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Asimismo, Petras destaca que actualmente China cuenta con 20.000 escuelas técnicas que forman a millones de trabajadores cualificados. La producción de alta tecnología introduce líneas robóticas para reemplazar los puestos de trabajo no cualificados. Además, está creciendo el sector de los servicios para satisfacer el mercado de consumo doméstico.
En el contexto de una creciente hostilidad política y militar de EEUU, China está diversificando sus mercados de exportación, optando por Rusia, la UE, Asia, América Latina y África, observa el autor.
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China, por su parte, reconoce sus graves problemas ambientales y lidera ahora en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, asignando para ello miles de millones de dólares (el 2% del PIB). Estos esfuerzos son muy superiores a todo lo que están haciendo EEUU y la UE al respecto, destaca Petras.
Al igual que otros países de Asia, China necesita un aumento sustancial de inversiones para reestructurar o crear la infraestructura degradada o inexistente. Según el columnista, el gobierno chino es el único que mantiene los niveles actuales la inversión en el desarrollo de la infraestructura de transporte, es decir, la construcción de ferrocarriles de alta velocidad, monorraíles, puertos marítimos, aeropuertos, transporte subterráneo y puentes.
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Por el contrario, China no despliega misiles nucleares a lo largo de la costa de EEUU ni en sus fronteras, ni tampoco tiene bases militares en el extranjero. Sus bases militares en el mar de la China Meridional se colocaron allí con el fin de proteger sus propias rutas marítimas contra los piratas y la Armada de EEUU, cada vez más provocadora, opina el autor.
"La presión exterior china se basa en una estrategia de mercado mundial, mientras que Washington sigue aplicando una estrategia imperial militarista, desarrollada con el objetivo de imponer la dominación global".
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 12 мая 2017 г.
"Para Occidente es vital reconocer los impresionantes logros de China con el fin de aprender del país asiático a usar y desarrollar esquemas similares de crecimiento positivo y equidad en su territorio. La cooperación entre China y EEUU es importante para promover la paz y la justicia en Asia", concluye.