"La apertura energética de México a las inversiones a futuro avanza, a pesar de la incertidumbre en el mercado de petrolero y la depreciación del precio del barril en el corto y mediano plazo, resultado del mayor desequilibrio ocasionado por una creciente oferta del energético", dijo el experto Alexis Juárez Cao.
Para frenar la caída de los precios causada por la sobreoferta mundial, en diciembre del 2016, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) liderada por Arabia Saudí, junto con grandes productores no-miembros del cartel, como Rusia, México, Azerbaiyán, Bahréin, Brunéi, Kazajistán, Malasia, Omán y Sudán, acordaron recortar la producción en 1,8 millones de barriles diarios entre todos.
"El precio continuó presionado a la baja, porque la demanda mundial, afectada por el menor crecimiento global, provoca que el mercado aún siga sobresaturado", dijo el autor de una investigación doctoral sobre la Reforma Energética en México, en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey.
Los precios de los crudos ligeros de referencia no lograron sostenerse arriba de los 50 dólares por barril, a pesar de que esos países acordaron prolongar hasta marzo de 2018 la reducción de su producción mundial.
Los mercados esperan que el precio de los crudos marcadores Brent y West Texas Intermediate (WTI) "van a seguir bajando de manera sostenida en los próximos meses, alrededor de la barrera de los 40 dólares, si no ocurre una nueva negociación política o comercial más extensa para equilibrar el mercado".
"Es posible que a principios de 2018, se desate una nueva guerra de precios de los países árabes contra los productores "shale" (esquisto) de EEUU, como la anterior emprendida por el reino saudita", dijo el analista.
Las pequeñas compañías petroleras estadounidenses que desarrollaron tecnologías de punta requerían precios arriba de los 50 dólares por tonel en la costosa fractura hidráulica de rocas de esquisto.
Pero los productores de gas y crudo en Dakota del Norte y Texas "han mejorado su eficiencia en la producción "shale", el equilibrio entre inversiones y ganancias, de 65 dólares por barril en 2015 a un umbral inferior a los 40 o 25 dólares por cada barril", dijo Juárez Cao.
El factor EEUU
El balance del primer semestre de 2017 enviado a sus clientes por Banco Base sobre materias primas señala que en cinco meses la producción de la OPEP disminuyó en 1,78 millones de barriles diarios promedio hasta el cierre de mayo.
En cambio, en el primer semestre hasta el 23 de junio, la producción de crudo en EEUU aumentó en 480.000 barriles diarios, es decir 5,47%, indica el extenso documento que cita datos de la Agencia de Información Energética de EEUU (EIA, en inglés).
"Aunque el aumento en la producción de petróleo en Estados Unidos se encuentra muy por debajo del recorte de la producción de crudo de la OPEP (27%), los inventarios de petróleo en Estados Unidos continúan 100 millones de barriles por encima de su media de cinco años", explicó el análisis de la institución financiera privada.
Los inventarios de crudo en EEUU crecieron más de 30 millones de barriles a un récord 509 millones de barriles almacenados.
Más aún, la producción estadounidense crecerá a 9,33 millones de barriles diarios, y para 2018 la EIA pronosticó un nuevo récord histórico de 10 millones de barriles diarios.
El crudo WTI finalizó la primera mitad del año en 46,16 dólares por barril, (-14,07%), y solo en junio perdió 4,47% de su valor.
El Brent retrocedió en seis meses 15,66%, cotizando en 47,92 dólares por barril promedio, tras bajar en junio cayó en 4,75%.
La proyección de Banco Base indica que "se espera que durante la segunda mitad del año, el WTI pueda alcanzar un precio máximo de 52 dólares por barril y un mínimo de 42 dólares".