El jefe del Departamento Monetario y Económico del BPI, Claudio Borio, advirtió que el periodo actual relacionado con el crecimiento económico global puede acabar en un colapso financiero.
Eso también indican sus datos macroeconómicos: desde del 2007, la deuda corporativa del gigante asiático ha alcanzado el 166% de su PIB, mientras que su deuda pública ha crecido hasta alcanzar el 44% del PIB en 2016.
Dadas estas circunstancias, el Banco de Pagos Internacionales advierte que la economía global se encuentre actualmente en el umbral de nuevas turbulencias financieras.
Al comentar sobre los síntomas de recalentamiento de la economía china y los mercados emergentes, Monica de Bolle, representante del Instituto Peterson para la Economía Internacional —un 'think tank' estadounidense con sede en Washington— declaró que China es una economía muy importante para el eje de mercados emergentes y para otras economías del mundo.
"Un problema en China puede tener repercusiones muy rápidas parecidas a las observadas en 2008. Si bien es probable que la forma de repercutir sea diferente", apuntó.
De Bolle también compartió su opinión respecto al posible efecto que podría tener una crisis en China sobre los países occidentales. La recesión, según la experta, afectará las economías occidentales a través de varios canales comerciales y de inversión que China logró establecer.
"En caso de que algo vaya mal en China y los flujos de inversión se detengan, todas [las economías] pueden sentir el ardor (…) De esta manera [la crisis en China] puede conllevar consecuencias muy graves", dijo la especialista a la vez que subrayó que "es casi imposible predecir" cuándo se producirá una nueva crisis financiera.