Los cinco gigantes energéticos europeos ENGIE, OMV, Shell, Uniper y Wintershall firmaron a finales de abril sendos acuerdos con la compañía rusa Gazprom que impulsa el megaproyecto para financiar el 50% de la infraestructura evaluada en 9.500 millones de euros.
"Vamos a pedirle a EEUU que sancione lo más pronto posible a todas las compañías que puedan participar en ese proyecto", dijo el titular de Naftogaz, Andréi Kóbolev, citado por el periódico The Wall Street Journal.
El nuevo gasoducto que conectará a Rusia y Alemania por el fondo del mar Báltico, constará de dos hilos para transportar un total de 55.000 millones de metros cúbicos de gas anuales.
La infraestructura fue concebida para diversificar las rutas del suministro del gas ruso a Europa y elevar la seguridad energética.
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Ucrania se opone al plan ya que teme perder su condición de principal país de tránsito del gas ruso.
El 15 de junio el Senado estadounidense concluyó el trámite para aprobar el proyecto de ley que contempla nuevas sanciones contra Moscú.
En particular, el Congreso sugiere prohibir a las compañías estadounidenses financiar a los bancos rusos por más de 14 días y a las empresas del sector energético por más de un mes.
Los Gobiernos de Alemania y Austria expresaron su repudio a los propósitos de Washington de aplicar nuevas sanciones unilaterales.
El ministro de Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel, y el canciller federal de Austria, Christian Kern, recalcaron que "el suministro energético en Europa es un asunto europeo, no de EEUU".
Gabriel y Kern denunciaron que el objetivo del Gobierno estadounidense es vender en Europa el gas licuado norteamericano, desplazar del mercado el gas natural ruso y asegurar empleos en la industria de hidrocarburos estadounidense.