"La retórica más vulgar e irrespetuosa que pueda un jefe de Estado utilizar para referirse a una nación fue la empleada por el titular de la Casa Blanca, nada a la altura de la máxima autoridad del país más poderoso del mundo desde el punto de vista militar, económico y científico", agregó el doctor, presidente del Instituto de Historia de Cuba.
Recordó que diarios como The New York Times se han referido muchas veces con elogios a Cuba por sus éxitos en distintas esferas de la vida social, moral, científica, la práctica de la solidaridad y de valores de derechos humanos, "y todo eso lo ignoró el jefe de la Casa Blanca".
El historiador calificó de anexionistas a los cubano-americanos participantes en el acto, y recordó cómo "cantaban a coro y aplaudían desaforadamente en inglés USA en vez de Cuba, e incluso invitaron a un músico para que en una velada supuestamente dirigida al pueblo de la isla interpretara el himno de Estados Unidos."
Reiteró que todo eso demuestra la filiación moral e ideológica de ese grupo al que calificó de manera reiterada de "recalcitrantes anexionistas, quienes aprovechan su influencia en el poder legislativo norteamericano para influir en la política de la Casa Blanca".
Sobre las relaciones entre La Habana y Washington, opinó que la visita de Trump realizada el viernes a Miami confirma que será muy difícil lograr una normalización de las relaciones bilaterales.
Además, señaló que "la piedra más molesta en el zapato de Estados Unidos como potencia imperial es la Revolución cubana y por eso reaccionan no con inteligencia sino con prepotencia".
"En este gobierno hasta ahora no existe ninguna medida que fomente un espíritu de confianza en un futuro mejor en los nexos entre los dos países, y resulta lamentable porque las relaciones de pueblo a pueblo son buenas", describió el titular del Instituto de Historia de Cuba.