En este contexto, los analistas comenzaron a construir alianzas tácticas increíbles en espera de una seria crisis capaz de llevar a otro conflicto armado regional.
Mientras tanto, el comportamiento del presidente de EEUU al respecto es difícil de descifrar, señala el periodista.
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Por su parte, la embajadora de Estados Unidos en Catar, Dana Shell Smith renunció, lo que fue visto como protesta contra las acciones de la Casa Blanca, que socavó los intentos del "Departamento de Estado de aliviar la tensión", según el corresponsal de televisión CNBC John Harwood.
Más tarde, sale a luz que Doha ha firmado un acuerdo con Washington para la compra de los aviones F-15 de 12.000 millones de dólares. Asimismo, dos buques de la Armada de EEUU llegaron al puerto Hamad de Catar para participar en las maniobras militares conjuntas, que implican prácticas de tiro, lanzamiento de misiles, operaciones de aviación, ajuste del suministro de buques y evacuación médica en helicóptero.
"¿Qué está pasando? ¿Será el primer fracaso verdadero de la política estadounidense en la región del Golfo, reconocido por el Pentágono y el Departamento de Estado al darse cuenta de que Washington se había convertido en rehén de los intereses de los actores regionales, o es otra cosa?", se pregunta Tarásov.
El autor sugiere que tal vez la Casa Blanca sea consciente de que el enfoque anti-iraní, marcado a través de Catar, lleva a la creación de una nueva, aunque muy controvertida, coalición antagónica, basada en competencias estratégicas históricas, como Turquía e Irán junto con Irak, Kuwait, Omán y Marruecos.
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"Esto puede tener graves consecuencias para la puesta en práctica de los planes regionales de Estados Unidos. El problema es que el Oriente Medio está inmerso en una variedad de conflictos armados: en Siria, Irak, Yemen y Libia".
"Si se tienen en cuenta los intereses de los países árabes que anunciaron el bloqueo de Catar, estos se encuentran en una situación descrita por el conocido proverbio oriental: 'quemar una manta para matar una pulga'", concluye.
En cuanto a Rusia, el país tomó una posición competente y racional, destaca el autor. Rusia está interesada en la estabilización de la situación y puede desempeñar un papel mediador en la resolución de la crisis, concluye Stanislav Tarásov.