En esta instancia, el pensador puso en cuestión frente a Ebadi y Arias la validez del galardón para algunos de sus merecedores, con el ejemplo a Henry Kissinger, secretario de Estado de EEUU de 1973 a 1977, durante los mandatos de Richard Nixon y Gerald Ford.
"La lista es más larga que Kissinger, pero su caso era muy obvio y ha afectado directamente a América Latina, porque su involucramiento quedó comprobado por los mismos documentos del Departamento de Estado desclasificados 25 años después. Salió toda la participación que él tuvo en la gestación, en la implementación y el desarrollo del golpe de Estado en contra de Salvador Allende y la Unidad Popular en Chile", dijo Cavarozzi en declaraciones exclusivas a Sputnik tras su participación en el panel.
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Cavarozzi apuntó que Kissinger convenció a Nixon de que "efectivamente había que hacer algo con Allende para echarlo del poder". Desde una perspectiva estadounidense, la experiencia chilena "era mucho más peligrosa" que la Revolución Cubana, porque el desarrollo del socialismo se dio a través de elecciones, "por la vía democrática".
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"El Partido Comunista Italiano tenía un tercio de los votos en ese momento. Además se estaba discutiendo la posibilidad de una alianza y un compromiso histórico entre el comunismo y la Democracia Cristiana [la fuerza política que se mantuvo en todos los Gobiernos italianos desde la posguerra hasta 1992]. Kissinger no quería que pasara eso: quería que desapareciera el 'riesgo' del socialismo, al cual se llegaba a través de medios pacíficos, electorales e institucionales", comentó.
En otro panel, la líder indígena guatemalteca Rigoberta Menchú, premio Nobel en 1992, consideró que "los pobres no son los que joden la paz, sino los que se han formado en la academia". La mayoría de los laureados por el Comité Noruego del Nobel pertenecen a esta categoría, con aislados ejemplos como la misma Menchú.
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"Kissinger es un ejemplo de eso, producto de una mente superior que no necesariamente trabajaba para encontrar el funcionamiento o el desarrollo de sociedades más justas, pacíficas e igualitarias, en las cuales efectivamente la voluntad del pueblo se manifestara en una dirección u otra, ya fuera por más o menos socialismo", opinó el politólogo.
Consultado sobre si es pertinente que la academia asuma un compromiso político más fuerte a la luz de las declaraciones de Menchú, el argentino constató que "no está mal" que esto suceda. Desde el momento en que se abordan "cuestiones esenciales", "se dirimen conflictos" y existen "choques de ideas", el vínculo entre la academia y la política es real.
"La democracia es una paradoja, nuestra democracia tiene que ser representativa y está en crisis" Marcelo Cavarozzi #VoyXLaPaz pic.twitter.com/xxUZz4YRgf
— Fundacion Democracia (@FundacionDemo) 9 de junio de 2017
"Lo que quizás es un problema —no solo en América Latina, sino prácticamente todo el mundo— es que hay muy pocas instancias en las cuales el pensamiento académico efectivamente se derrama hacia el conjunto de la sociedad. Queda en cenáculos, en círculos restringidos. Su mismo funcionamiento, que requiere recursos (…) hace que las élites tengan más cercanía con el debate académico, con el pensamiento y la producción académica", se lamentó Cavarozzi.
Sputnik acompañó el seminario 'Voy por la Paz' del 8 al 10 de junio, al cual acudieron expertos internacionales en derechos humanos. Además de Shirin Ebadi, Óscar Arias Sánchez y Rigoberta Menchú, otros dos premios Nobel encabezaron paneles de discusión: el expresidente de Polonia Lech Walesa (1983) y el activista argentino Adolfo Pérez Esquivel (1980).