"Todo apunta a que será una decisión mucho menos jurídica que política (…) la postura del presidente del TSE, Gilmar Mendes, deja mucho que desear", subrayó Pilatti, profesor de derecho de la Pontificia Universidad Católica (PUC) de Río de Janeiro.
Según el jurista, Mendes está mostrando sin tapujos un comportamiento de "actor político", con gestos como las interrupciones a la lectura del texto del relator del caso, Herman Benjamin, escenificados el miércoles.
En las audiencias del TSE de esta semana quedó evidente la distancia entre Mendes y Benjamin.
El primero está en contra de que se incluyan en el proceso las declaraciones a la justicia de los exdirectivos de la empresa Odebrecht, lo que complicaría la situación de Temer y Rousseff, ya que los ejecutivos explicaron en sus delaciones que los dos estaban al corriente de las donaciones ilegales.
El rifirrafe entre ambos magistrados se escenificó en la segunda jornada de juicio; Mendes le espetó a Benjamin que gracias a este caso estaba "brillando" en la televisión, mientras que el encargado del proceso le contestó que prefería un papel discreto y que se limitaba a cumplir con su trabajo.
Por el momento la división en el tribunal persiste; según el diario O Globo los jueces Benjamin, Luiz Fux y Rosa Weber están a favor de incluirlas en el proceso, y Mendes, Napoleão Maia y Admar Gonzaga en contra.
El magistrado Tarcisio Vieira, aun en duda, sería la pieza que inclinaría la balanza.
"Si los abogados de Temer y de Dilma consiguen que esos contenidos se retiren del proceso, el camino parece abierto a una decisión favorable al presidente Temer y probablemente desfavorable para Dilma", auguró el jurista.
Los dos políticos concurrieron en una misma fórmula en las elecciones de 2014 y las cuentas de la campaña electoral están unificadas, pero Pilatti cree que si se dejan de lado las declaraciones de Odebrecht los magistrados harán una diferencia; condenarán a Rousseff pero absolverán a Temer.
El Gobierno de Temer impulsa desde hace meses profundas transformaciones de corte neoliberal.
Tras aprobar el techo de gasto público para los próximos 20 años, ahora se están tramitando en el Congreso sendas reformas al régimen laboral y al sistema de pensiones, muy contestadas por la opinión pública.
El avance de estas reformas se vio amenazado tras el estallido de la crisis política a mediados de mayo, cuando salió a la luz que presuntamente Temer autorizó el pago de sobornos al expresidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, acusación que está al margen del proceso actual ante el TSE.
Ante una eventual salida de Temer, la Constitución brasileña prevé que el Congreso escoja a un sustituto en el plazo de 30 días, pero movimientos sociales y partidos de la oposición presionan para que se celebren elecciones anticipadas.
Pilatti se mostró de acuerdo con esta opción.
"Considero que lo adecuado sería convocar elecciones directas, para que la crisis la resuelva el cuerpo electoral, pero todo indica que no será así".
La decisión del TSE no se conocerá hasta este viernes o el sábado, aunque también es probable que alguno de los magistrados pida tiempo extra para evaluar el caso; entonces el proceso pasaría a juzgarse en el segundo semestre del año y Temer recibiría un balón de oxígeno.