Hermanos musulmanes
Las relaciones bilaterales entre Turquía y Catar son de las más fuertes en Oriente Próximo. Según la versión oficial de Ankara, el líder catarí, Tamim bin Hamad Thani, llamó a Erdogan después del intento de golpe de Estado en Turquía de julio del 2016.
Asimismo, ambos países proporcionan ayuda a las mismas agrupaciones islamistas en Siria, Libia, Palestina y Egipto. Entre ellas están el movimiento Hamás y la organización Hermanos Musulmanes —proscrita en Rusia y otros países—, destaca el columnista de Sputnik Ígor Gashkov.
Después de que Arabia Saudí retirara por primera vez a su embajador de Catar en 2014, el país otomano abrió su base militar en el emirato. Desde entonces, según varias estimaciones, han sido desplegados en tierras cataríes entre 80 y 150 soldados otomanos. Las nuevas leyes aprobadas por el Parlamento permiten aumentar el contingente militar a varios miles de personas.
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"La disposición de Erdogan de echar una mano a Catar parece no encajar del todo en el contexto de sus intentos de actuar como árbitro", destaca Gashkov.
Unos días antes de la aprobación de las leyes, el asesor del presidente en asuntos internacionales, Ilnur Cevik, afirmó que, tanto Catar como Arabia Saudí, son para Turquía sus "amigos y hermanos suníes". Ankara, junto con Kuwait, se consideraba como mediador y parte neutral en el conflicto, pero inesperadamente decidió ponerse del lado de Doha.
¿Amistad con Irán?
La mejora en las relaciones entre Turquía e Irán, que coincidió con la crisis en el golfo Pérsico, puede tener una base económica, prosigue Ígor Gashkov. A pesar de la disparidad en las posturas políticas, el volumen de comercio entre los países está creciendo de manera constante.
"La mediación de Rusia en 2016 llevó a la formación de un delicado equilibrio de intereses de Moscú, Ankara y Teherán en Siria", profundiza.
El acercamiento entre Irán y Turquía permitió a Erdogan construir un muro en la frontera con las regiones iraníes pobladas por kurdos con el visto bueno de Teherán. Al mismo tiempo, la cuestión kurda está sobre el tapete en las relaciones entre Ankara y Washington.
Así, el pasado mayo, el líder otomano indicó que no se conformará con la ayuda estadounidense a las agrupaciones, supuestamente vinculadas con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), prohibida en Turquía.
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El eje emergente —Teherán-Ankara-Doha— pone en tela de juicio el orden establecido en Oriente Próximo, de manera que es difícil decir si será sostenible, afirma Gashkov.
"El tiempo que vaya a durar la alianza depende enteramente de EEUU, que dio a entender que está del lado de Arabia Saudí y contra Catar", profundiza.
El presidente estadounidense, Donald Trump, calificó las medidas restrictivas en torno a Catar como el "principio del fin de la financiación del terrorismo".
Dura elección
Los países europeos, incluida Rusia, se enfrentan a una elección muy difícil en relación con la situación en Oriente Próximo. Por ejemplo, las inversiones tanto en Arabia Saudí, como en Catar son de gran importancia para Francia. En consecuencia, París lleva décadas proporcionando protección política a ambas naciones.
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Por otra parte, el ministro de Defensa saudí, el príncipe Mohamed bin Salmán, arribó a Moscú en visita oficial. Antes de su visita, la presidenta del Senado ruso, Valentina Matvienko, acudió a Riad para discutir una serie de proyectos de inversión.
No obstante, Doha también invierte activamente en la economía rusa, sobre todo en el sector petrolero.