Una tercera parte de las importaciones de gas en Alemania provienen de los Países Bajos, pero sus reservas se están agotando. El Gobierno holandés decidió dejar de exportar este hidrocarburo para el año 2030.
Anteriormente la compañía Thyssengas, que es responsable de la distribución de gas en la región, consideraba a Gazprom como un posible suministrador de este combustible.
La extensión del gasoducto ruso Nord Stream podría ser una de las soluciones al problema del gas en Alemania: este sería un ramal de 100 kilómetros que costaría unos 300 millones de euros.
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Cuando la alemana Thyssengas pasó a pertenecer a la francesa Électricité de France (EDF) y la holandesa DIF, la compañía cambió de enfoque.
Esto requiere la construcción de un ramal de 220 kilómetros que costaría 600 millones de euros, dos veces más largo y más caro que un ramal de Nord Stream.
Pese a las protestas de ecólogos y residentes locales, está previsto que el gasoducto que recibió el nombre de Zeelink se lance en 2021.