"Insistimos en garantizar la paz y estabilidad en la península coreana, nos oponemos a cualquier acción o declaración negativa que propicie la tensión, estamos contra el emplazamiento del sistema THAAD en Corea del Sur con la excusa del problema nuclear de Corea del Norte", aseveró tras su reunión con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov.
"Abogamos por las medidas que, de un lado, impidan a Corea del Norte seguir adelante con sus programas nuclear y de misiles y, de otro, no deriven en una escalada de tensión en la región, no cierren el camino a una solución política y diplomática del problema nuclear en la península de Corea", dijo Lavrov tras reunirse con el canciller chino, Wang Yi.
En julio pasado, Seúl y Washington lograron un acuerdo para desplegar en territorio surcoreano una batería THAAD (por las siglas en inglés de Defensa Terminal de Área a Gran Altura).
Una batería THAAD incluye un radar TPY-2 TM, seis lanzadores, 48 misiles interceptores y un puesto de mando.
Tanto Seúl como Washington aseveran que el THAAD solo pretende contrarrestar la amenaza norcoreana, pero Pekín y Moscú sospechan que en el fondo EEUU busca aumentar su presencia en la zona y monitorear las defensas china y rusa.
Rusia y China han reiterado su rechazo a esta iniciativa en diversas ocasiones.
Todas las partes, según Lavrov, son conscientes de que los intentos de resolver el problema por la fuerza tendrían consecuencias nefastas.
"Todos reconocen que los intentos de una solución militar serían fatales", apuntó Lavrov.
El titular de Exteriores ruso recordó que el secretario de Defensa de EEUU, James Mattis, advirtió la semana pasada que una solución militar en la península de Corea derivaría en "una tragedia de envergadura increíble".
También realizó ocho pruebas de misiles balísticos en lo que va de este año, incluyendo dos lanzamientos fallidos en abril.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó desde 2006 seis resoluciones que conminan a Corea del Norte a abandonar el desarrollo de sus programas nuclear y de misiles; las dos últimas, aprobadas en 2016, endurecen en grado considerable las restricciones internacionales contra Pyongyang en materia comercial y bancaria.
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Las negociaciones entre las dos Coreas, China, Japón, Estados Unidos y Rusia se desarrollaron de 2003 a 2007 y quedaron paralizadas en 2009 cuando Pyongyang, molesto por el recrudecimiento de las sanciones internacionales en respuesta a sus pruebas nucleares y de misiles, se negó a continuar el diálogo