La razón es que EEUU quiere ahora que Seúl desembolse 1.000 millones de dólares por el escudo, explica un reciente artículo de Rossiyskaya Gazeta.
Ha sido la insistencia del propio Trump la que finalmente ha provocado que muchos ciudadanos del país asiático se pregunten si de verdad hace falta un escudo de defensa antimisiles estadounidense en su territorio, añade el medio.
Todo empezó cuando el dirigente norteamericano expresó por primera vez que le gustaría que Seúl pagara 1.000 millones de dólares por el despliegue del THAAD en Corea del Sur.
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El Ministerio de Defensa surcoreano no tardó en responder que no tenía la menor intención de sufragar el escudo, si bien añadió que el país está comprometido con los acuerdos vigentes. Según lo estipulado, Corea del Sur únicamente cede una parcela de terreno y es Washington quien transporta la batería antimisiles. El uso y el mantenimiento del THAAD corren a cargo de EEUU.
La rígida postura de Estados Unidos y las reacciones al respecto del Gobierno surcoreano causaron una ola de indignación en Corea del Sur. Ahora la situación no le conviene a nadie. La sociedad surcoreana, dividida entre partidarios y detractores del despliegue del THAAD, se muestra unida ahora en torno a su irritación ante esta incertidumbre, según pone de relieve el artículo del medio ruso.
Unos acusan a Washington de traición, otros dicen que el Ejecutivo surcoreano en funciones debe posponer la decisión sobre el emplazamiento del sistema antimisiles estadounidense hasta que asuma sus funciones el nuevo presidente del país. Los comicios están programados para el 9 de mayo.
Dado que existen grandes posibilidades de que los opositores al sistema DAM estadounidense en Corea del Sur terminen 'ganando la partida', Donald Trump "les regala un argumento de oro a quienes no quieren ver la batería antimisiles en su país", agrega el artículo.
La decisión de desplegar el THAAD en Corea del Sur fue tomada a principios del año pasado. Washington y Seúl justificaron haber dado el paso por la amenaza nuclear y de misiles que proviene de Pyongyang.
El despliegue del complejo causó airadas protestas por parte de Rusia y China, que consideran que Washington utiliza el pretexto de la amenaza norcoreana para rodear a los dos países con su sistema global de defensa antimisiles.
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Seúl ha entregado oficialmente a los militares estadounidenses una parcela de terreno en el sureste del país. Mientras tanto, los componentes de la batería antimisiles han sido transportados al lugar de su futuro emplazamiento. Está previsto que el THAAD comience a funcionar en las próximas semanas.