Se trata del Boeing X-32, una nave que al igual que el Lockheed Martin F-35 había alcanzado e incluso excedido los requisitos exigidos inicialmente por el Departamento de Defensa estadounidense y el Ministerio de Defensa británico.
Construido con las mismas características técnicas, el X-32 y F-35 mostraban unos parámetros de rendimiento relativamente similares, recuerda Robert Farley, columnista de The National Interest. Pero a diferencia del F-35, el X-32 nunca se enfrentó a décadas de pruebas, cambios de diseño, como tampoco exigió los sobrecostos exagerados en el proceso de fabricación.
El X-32 fue diseñado para alcanzar una velocidad supersónica de Mach 1,6 (cerca de 2.000 km/h). Para el aterrizaje horizontal utilizaba el mismo sistema que el AV-8 Harrier, probado por décadas de explotación. Al mismo tiempo, el proyecto de Boeing podía cargar la mayoría del componente electrónico que hoy lleva la creación del Lockheed Martin, anota el artículo.
Según el autor, el error de Boeing que lo llevó a perder la licitación ante Lockheed Martin fue presentar dos versiones de pruebas del X-32: uno para la Fuerza Aérea (con sistema de despegue y aterrizaje convencional) y otro para la Marina (con sistema despegue corto y aterrizaje vertical). El prototipo de F-35 inicialmente combinaba estas dos variantes en una misma nave, aunque posteriormente igualmente se decidió separarlos para reducir costos.
Además de sus múltiples problemas técnicos, el programa de desarrollo del F-35 ha sido fuertemente criticado dentro de EEUU por su impresionante coste. Solo el desarrollo de estos cazas ya les ha costado a los contribuyentes estadounidenses unos 400.000 millones de dólares, y para el final de su vida útil el programa completo significaría un costo estimado de 1.500 millones de dólares.
Según el presupuesto fiscal del Departamento de Defensa para 2017, el Pentágono planea gastar otros 10.100 millones de dólares en aviones tipo F-35.
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Las críticas al sobrecoste del programa fueron uno de los puntos de la campaña presidencial de Donald Trump. Después de ganadas las elecciones, la directora general de Lockheed Martin Corp, Marillyn Hewson, informó al presidente electo de que se comprometía a reducir el costo de los aviones de combate F-35.
A pesar de esto, el proyecto aún muestra muchos defectos, por ejemplo, problemas con el software de la nave, que conducen a problemas con la precisión de tiro, el uso del sistema de radar y el identificador amigo-enemigo (IFF, por sus siglas en inglés), concluye el artículo.