"Temer no cayó todavía porque los partidarios del Gobierno de momento no tienen un plan B para el Planalto (sede de Gobierno)", dijo Cleto.
El presidente está en el punto de mira después de que la semana pasada se conociera la existencia de unas grabaciones en las que supuestamente autorizaba la entrega de sobornos al expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha (de su mismo Partido del Movimiento Democrático Brasileño, PMDB) para comprar su silencio en la cárcel.
La actual estrategia del presidente es deslegitimar esas grabaciones realizadas a escondidas por el dueño de la empresa JBS, Joesley Batista, subrayando que el diálogo grabado no evidencia que diera luz verde a los sobornos, algo que según el analista solo sirve para ganar tiempo.
"En realidad el tiempo puede acabar jugando en contra, porque (…) cuestionar la validez del registro y la idoneidad del delator es apostar a que se enfríe la indignación popular, que es lo máximo que puede ocurrir", considera Cleto, que recuerda que la declaración de Batista a las autoridades está repleta de detalles sobre actividades ilícitas.
"Cuanto más tiempo el presidente permanezca en el cargo mayores son las opciones de que aumente la insatisfacción popular, inflada por los pesos pesados de los medios de comunicación, que ya dijeron adiós al Gobierno", consideró Cleto, uno de los autores del libro "Por qué gritamos golpe".
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Para el historiador el empeño de Temer en aferrarse al cargo puede acabar generando un "movimiento imparable" a favor de las elecciones directas, "lo que sería pésimo para el Congreso, que hasta ahora mantenía el control de la República", subrayó.
Para Cleto y para la mayoría de analistas, la opción más probable para que Temer deje el poder sería una condena del Tribunal Superior Electoral (TSE), que está investigando si la campaña electoral que encabezó con la expresidenta Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores) en 2014 se financió con dinero irregular procedente de la trama corrupta de Petrobras.
"El proceso está cerca del fin y si hasta ahora diversos sondeos indicaban que podría haber cierta generosidad del órgano judicial –separando las cuentas de Temer de las cuentas de la presidenta electa, en una decisión inédita—ya nadie duda de que el actual presidente podría ser tranquilamente condenado y sin el costo político que esto supondría en un ambiente de mayor tranquilidad institucional", observó Cleto..
La base de apoyo del presidente es cada vez menor: el Partido Socialista de Brasil (PSB) y el Partido Popular Socialista (PPS) le retiraron el apoyo, y en el resto de formaciones aliadas, que en muchos casos ya eran reticentes a aprobar estas medidas, hay escisiones y debates internos sobre el hecho de apoyar o no al Gobierno.
"Ahora ya no sirve eso de conceder un ministerio u otro, porque son reformas profundamente impopulares, sobre todo la de las pensiones, y ese grupo (de diputados) va a querer ser reelegido en 2018; cada día que pasa queda más claro que Temer ya no es el pilar que sostiene esas reformas y si el Congreso quiere aprobarlas de verdad tendrá que darse prisa para buscar un consenso en relación a un sustituto", dijo Cleto.
La actual crisis política que atraviesa Brasil, la más grave desde la redemocratización del país, hizo caer la Bolsa de Valores de São Paulo casi 10 por ciento la semana pasada y generó protestas en las principales capitales que pedían la salida de Temer y el adelanto de las elecciones generales de 2018.