Los bombardeos de Belgrado han sido una dura lección para Rusia, según el político. La "descarada y flagrante agresión occidental", que violó el derecho internacional contra un país tan cercano para Rusia como Serbia, "marcó el fin de las ilusiones en cuanto a los 'valores occidentales' y el llamado 'sueño europeo'".
"Hemos observado cómo 'los sueños europeos' se precipitan desde los aviones y caen sobre los edificios", comentó el parlamentario.
El 'eco serbio' en Moscú
Paralelamente, el ataque contra Serbia unió a los rusos —tal vez por primera vez en muchos años—. El fin de las ilusiones se extendió más allá de los 'valores europeos'.
"No albergamos ninguna esperanza: ni sobre los valores [europeos], ni sobre los métodos [de los países occidentales] de promover sus intereses, ni sobre los dobles raseros que utilizan. Todo esto es una mentira que se manifiesta ahora en la falta de confianza entre la UE, la OTAN y Rusia", opinó Tolstói.
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"La idea de que el modo de vida occidental es 'mejor' está en mínimos históricos. En vez de aunar esfuerzos para combatir las amenazas reales, como el terrorismo, siguen enseñando a otros cómo vivir", afirma Tolstói.
Nadie ha otorgado a los europeos ni a los norteamericanos el derecho de dar lecciones y nadie va a escucharlas, aseveró Tolstói, precisando que esa es la postura del presidente ruso, Vladímir Putin, y la base de la política exterior contemporánea rusa.
"Rusia representa una vía alternativa a la civilización occidental, junto con un sistema de valores alternativo. Somos una gran potencia y no vamos a ceder nuestra soberanía a cambio de algunos deseos de nuestros socios", opina el parlamentario ruso.
Los socios europeos no lograron ofrecer a otros pueblos un sueño digno, salvo la sociedad consumista o la protección de la comunidad LGBT, opinó.
En parte, eso explica también las denuncias contra Sputnik: "El periodismo en Europa suele fijarse en una cosa y hacer la vista gorda ante otras. Sputnik ofreció una imagen más amplia de los sucesos", declaró Tolstói.
Los europeos y estadounidenses están frustrados por la presencia rusa en el escenario mundial. "Cuanto antes revisen su postura, mejor para ellos".
"Cualquier crisis de confianza o conflicto de valores es peligroso, pero espero que a los políticos europeos les sobre madurez para no empeorar la situación hasta forzar algunos enfrentamientos", agrega Tolstói.
El país eslavo, por su parte, está dispuesto a dialogar sobre las diferencias, precisamente para que no desemboquen en un conflicto.
"Rusia no teme a nadie y, al mismo tiempo, no queremos ninguna escalada [de la tensión]. Ya pasamos esa parte [de nuestra historia]", subrayó.
En este sentido, se puede valorar el cambio de retórica en EEUU, ya que el nuevo presidente, Donald Trump, "reconoce que cualquier Estado puede tener sus propios intereses y no está obligado a cumplir solo con los intereses estadounidenses".
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"Es un gran progreso en comparación con las ideas globalizadoras de los Clinton y de Barack Obama, cuyo deseo de moldear a todo el mundo según su 'mesiánico modelo de democracia' condujo, entre otras cosas, a los bombardeos de Yugoslavia", aseveró el parlamentario ruso.
Las autoridades ucranianas hacen todo para convertir al país en un tipo de Estado inestable donde reina la criminalidad, así que "no les queda mucho tiempo en el poder", estima Tolstói.
En cuanto a las relaciones entre los dos pueblos, el político afirma que "la mayor parte de la sociedad ucraniana está confusa por culpa de la propaganda del 'sueño europeo', por un lado, y de la idea de poder existir completamente aislados de Rusia, por el otro. Este aislacionismo es promovido activamente por los nacionalistas ucranianos y los países occidentales, interesados en 'una Ucrania pseudoeuropea'.
"No es viable [esta idea] desde el punto de vista económico, político y cultural. Nuestros pueblos tienen raíces comunes, familias comunes, historia común. No se puede dividir a los dos países forzosamente", asegura Tolstói. "Dentro de cinco o 10 años se desvanecerá esta tendencia", y toda Ucrania se orientará hacia Rusia de nuevo.
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"La realidad es más fuerte que cualquier declaración política. Se puede declarar 100 años más que 'Crimea es ucraniana', pero Crimea nunca ha sido ni nunca será ucraniana. Eso es seguro", concluyó el vicepresidente de la Duma rusa.