No puede decirse lo mismo de otras grandes empresas energéticas occidentales, ni de la industria del petróleo en la propia Rusia, escribe The Wall Street Journal.
La italiana Eni también se está preparando para perforar un pozo en el mar Negro a finales de este año como parte de su asociación con Rosneft, y asimismo planea explorar las aguas árticas del mar de Barents, ya que la UE permitió continuar las asociaciones que estaban en vigor en el momento en el que se introdujeron las sanciones.
La francesa Total, junto con un socio ruso sujeto a sanciones, está construyendo una enorme planta de exportación de gas natural. Las empresas afirman haber obtenido la bendición de la UE para proceder. Las sanciones tampoco impidieron a la Royal Dutch Shell y a otras cuatro compañías europeas anunciar la inminente construcción de un gasoducto de gas natural a Alemania no aprobado por la UE por la suma de 10.000 millones de dólares.
La estadounidense Exxon insiste en buscar exención de las sanciones para su propio Estado, temiendo la pérdida de su ventaja competitiva ganada en 2011, al recibir el derecho a acceder a los vastos recursos de Rusia.
Los analistas esperan que las sanciones de la UE sean renovadas antes de que expiren en julio. Sin embargo, se revisan cada seis meses, y al final del año corriente el debate alrededor de su futuro podría llegar a ser mucho más polémico y llevar a otra decisión.