"Haremos un acto contra la criminalización de los movimientos sociales; tan solo el Partido de los Trabajadores (PT) (de Lula) está siendo investigado a fondo por Moro, y ese partido está ligado a los movimientos sociales, a los que de esta forma se está criminalizando", explicó a Sputnik la presidenta de la Central Única de los Trabajadores (CUT) en el estado de Paraná, Regina Cruz.
Se espera la llegada a Curitiba de la expresidenta Dilma Rousseff, quien también quiso sumarse a las muestras de apoyo, y los organizadores de las movilizaciones confían en que el propio Lula se sume a los actos cuando termine de declarar ante Moro.
El magistrado es considerado parcial por los manifestantes, debido al trato dado al expresidente y por su cercanía con el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
"No es un juez imparcial, es totalmente parcial, si realmente fuese ecuánime mucha gente tendría que estar en la cárcel", comentó Cruz, remarcando que Lula se sentará en el banquillo sin que haya ninguna prueba contra él.
Para la portavoz sindical los actos en favor de Lula no se circunscriben a la defensa de la imagen pública del líder del PT, sino que pretenden ser también "en favor de la democracia".
La sindicalista citó como ejemplo las reformas económicas del actual presidente Michel Temer (Partido del Movimiento Democrático Brasileño), en especial la reforma del sistema de pensiones que se está tramitando en el Congreso.
La senadora del PT, Fátima Bezerra, también subrayó en una entrevista con Sputnik que hay que respetar el derecho de Lula a defenderse y que confía en su total inocencia, porque su trayectoria está marcada "por la honestidad, por lo colectivo y por el compromiso con Brasil".
"Es el mayor presidente que tuvimos en Brasil; esos movimientos que vemos lo único que pretenden es frenarlo para que no sea candidato en las elecciones de 2018, pero la voluntad popular hablará más alto; si Dios quiere traeremos la democracia de vuelta", aseguró la senadora.
Los fiscales aseguran que este apartamento, un tríplex de lujo, fue un regalo que la constructora OAS hizo a Lula y a su esposa a modo de soborno por los favores prestados dentro de la trama corrupta de Petrobras.
El expresidente lo niega rotundamente, dice que el inmueble nunca fue de su propiedad y pide a los investigadores que aporten pruebas que demuestren su presunto vínculo con ese apartamento.