Sin embargo, el desarrollo de tecnología propia y la experiencia siguen siendo un reto importante para el gigante asiático, opina Sebastien Roblin, autor del artículo para The National Interest.
Incluso en la década de 1960, los portaviones de la Armada de EEUU todavía sufrían con frecuencia accidentes devastadores que mataban a decenas de marineros. Rusia lanzó sus primeras operaciones de combate desde portaviones en 2016 en Siria, y perdió dos cazas.
Al mismo tiempo, Roblin destaca que China está desarrollando su capacidad expedicionaria en aguas azules. El país desplegó buques de guerra en la misión antipiratería en Somalia, y actualmente está construyendo una base naval en Yibuti, en el Cuerno de África.
Por lo tanto, en un corto plazo, los portaviones chinos pueden ser mucho más útiles como medio de hacer valer a China como potencia global. El Ejército chino puede representar una amenaza asimétrica con misiles de largo alcance, señala el autor.
En febrero de 2016, China comenzó la construcción de su primer portaviones Tipo 002, un nuevo diseño de estilo estadounidense que en marzo tendrá un sistema de catapulta de vapor, que le brindará un mayor alcance y más carga útil.
Los medios chinos afirman que los siguientes portaviones Tipo 003, previstos para la década de 2020, pretenden ser unos verdaderos súper portaviones de propulsión nuclear, que utilizarán la misma tecnología de catapulta electromagnética que la Marina de EEUU está introduciendo en sus últimos portaviones de la clase Gerald Ford.
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La fuerza de portaviones actual de China es incipiente, observa el autor. No obstante, Pekín está haciendo una inversión a largo plazo para alterar la realidad y adelantar a otras potencias en este ámbito.