"Contra las reformas y la violencia policial: resistencia" es el lema de una de las manifestaciones convocadas para el Día Internacional de los Trabajadores el 1 de mayo en Río de Janeiro, que alude directamente a la actuación de la Policía Militar durante la huelga del viernes.
Las movilizaciones tienen como principal objetivo oponerse a la reforma laboral aprobada en la Cámara de Diputados, destinada a flexibilizar el mercado y, según el Gobierno, estimular la creación de empleos.
Los sindicatos, la oposición y los movimientos sociales de izquierda advierten que la reforma generará más precariedad, y critican particularmente que se abra la puerta a jornadas de trabajo de 12 horas.
Los manifestantes también critican la propuesta de reforma del sistema de pensiones, que también se está tramitando en el Congreso legislativo y constituye la principal medida económica de Temer en los últimos meses.
Los sindicatos aseguran que muchos brasileños "morirán antes de poder jubilarse" y por eso convocaron el pasado viernes la primera huelga general que se celebra en Brasil desde 1996.
Las protestas del viernes paralizaron las principales capitales del país: según el mayor sindicato del país, la Central Única de Trabajadores (CUT), alrededor de 35 millones de brasileños dejaron de trabajar ese día.