En los últimos días la prensa brasileña había especulado con la posibilidad de que Temer, Lula y Cardoso estuvieran maniobrando para dejar al margen las diferencias políticas y firmar una especie de "pacto de no agresión".
Lo harían para salvarse de las repercusiones del caso Odebrecht, que vertió acusaciones de corrupción contra los tres y contra sus respectivos partidos, el Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB), el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
"Habría que hacer elecciones, después esperar los trabajos… Mire en el tumulto en el que nos meteríamos en un momento en que las instituciones están funcionando de forma normal", dijo Temer para argumentar su postura.
El presidente también fue consultado acerca de los ocho ministros de su Gobierno que fueron citados por los ex ejecutivos de Odebrecht y acusados de presuntos delitos de corrupción.
El presidente brasileño hizo estas declaraciones casi una semana después de que el Tribunal Supremo Federal divulgara la lista con los políticos que deben ser investigados por el caso Odebrecht, entre los que hay ocho ministros, 39 diputados, 24 senadores y tres gobernadores de prácticamente todos los partidos.