Para Belcher, existen dos factores que se deben tener en cuenta a la hora de responder a esta pregunta: la capacidad militar y la voluntad política.
En Asia, en caso de un ataque estadounidense contra Corea del Norte, China podría involucrarse para evitar una oleada de refugiados norcoreanos en sus fronteras, explica el columnista.
Además, a pesar de la superioridad tecnológica norteamericana, Pekín tiene la ventaja de tener más recursos humanos y la ventaja territorial de compartir una frontera con Corea del Norte, pudiendo desplegar tropas con mayor rapidez. Incluso, si EEUU con la ayuda de Corea del Sur logra derrotar a Corea del Norte, los surcoreanos seguirán con la batalla hacia el norte, prosigue Belcher.
"De cualquier manera, al menos la mitad de la península quedará destruida", subraya el experto.
Rusia, por su parte, podría defender sus intereses nacionales en Siria, añade. "No hay fundamentos para suponer que Rusia no luchará", advierte Belcher.
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Pero además, según datos citados por Belcher, el 75% de las tropas de reserva norteamericana no cumple con los estándares militares mínimos, por problemas como obesidad o abuso de drogas. Así, no está claro qué tan significativo sería el posible apoyo de la reserva en una guerra.
El analista argumenta que realizar operaciones globales en una docena de puntos de conflicto alrededor del mundo, como hace actualmente EEUU, no es lo mismo que luchar una guerra con varios frentes. Además, Rusia y China cuentan con armas nucleares que obligan a EEUU a no ir demasiado lejos en sus ataques.
"Si acabáramos con las fuerzas convencionales de Rusia y China, ellos podrían lanzar un ataque nuclear desesperado para evitar la derrota. Si no acabamos con sus fuerzas militares, no podremos asegurar la victoria. Este dilema podría prolongar el conflicto, creando una prueba muy difícil para la voluntad política de un país como EEUU, que ya se encuentra dividido", concluye el columnista.