"Si existe una amenaza a nuestras unidades, entonces (el presidente de EEUU, Donald) Trump y sus semejantes deben estar conscientes de cuáles pueden ser las consecuencias, en este caso no habrán palabras sino acciones reales", declaró.
"Las medidas tomadas tras el primer ataque de misiles, en mi opinión, son suficientes, al menos partiendo de lo que podemos hacer en el marco de las relaciones internacionales legales para que el Ejército sirio pueda reaccionar", indicó.
En la madrugada del 7 de abril, EEUU lanzó 59 misiles de crucero Tomahawk desde los buques de guerra emplazados en el Mediterráneo contra la base aérea de Shairat, en la provincia siria de Homs.
El Gobierno de Siria niega toda implicación en el incidente que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) causó 84 muertos y 545 intoxicados el 4 de abril.
Siria se unió a la Convención sobre las Armas Químicas después de que varios centenares de personas fueron víctimas de un brutal ataque químico en el barrio de Guta Oriental, cerca de Damasco, en agosto de 2013.
Su renuncia a las armas químicas bajo control de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) fue resultado de un acuerdo entre Moscú y Washington y permitió evitar la intervención militar de EEUU en Siria en 2013.
Las armas químicas fueron retiradas del territorio sirio y la OPAQ anunció su total destrucción en enero de 2016.