El analista político Santiago Basabe piensa que "será un final muy cerrado, con muy poca distancia entre los dos candidatos debido a que hay un gran porcentaje de indecisos que serán quienes finalmente escojan al nuevo presidente", dijo a Sputnik.
A diferencia de la primera vuelta, la campaña del balotaje estuvo marcada por hechos violentos, acusaciones y epítetos lanzados entre las dos organizaciones políticas finalistas: la oficialista Alianza País y la opositora CREO.

Moreno ha ofrecido mantener y potenciar los logros de la revolución ciudadana en materia de salud, educación, vivienda, infraestructura y bienestar social, pero con un estilo de gobierno diferente al de su predecesor: menos confrontativo y más abierto al diálogo para alcanzar acuerdos son todos los sectores, especialmente los productivos y empresariales.
Sin embargo, el electorado no confía plenamente en que el candidato oficialista pueda desmarcarse de Correa y gobernar libremente.
"Me parece que esa población indecisa esperaba cierto nivel de autonomía de la candidatura del señor Moreno en esta segunda vuelta, y no se ha dado porque el presidente también ha participado en la campaña", añade el docente de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Pero Pabel Muñoz, asambleísta electo de AP, cree que el ecuatoriano tendrá la sabiduría para hacer prevalecer los principios de equidad, justicia, igualdad y redistribución que, en su opinión, el Gobierno ha alcanzado en los últimos 10 años.
Muñoz cree que una victoria de Lasso significaría un retroceso para el país porque se volvería a aplicar "el neoliberalismo y la privatización de los servicios públicos".
Y aunque la revolución ciudadana ha concretado varios logros, muchos ciudadanos critican el hiperpresidencialismo de la última década, los escándalos de corrupción y la inacción del Estado frente a los mismos, así como la disminución de la libertad de expresión, el despilfarro del dinero público y la falta de independencia entre los poderes del Estado.

Su propuesta central se apalanca en la generación de empleo, en la atracción de inversión extranjera y en potenciar la industria nacional con apertura a los mercados mundiales, aunque los temas sociales han sido menos apuntalados en sus discursos.
La tarea que se propone Lasso no será sencilla si llega a la presidencia, pues enfrentaría una mayoría legislativa en contra que puede frenar sus planes y, de por sí, su plan de Gobierno.
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Para la economista y analista financiera, María de la Paz Vela, la complicación será igual para cualquiera de los dos candidatos que se convierta en presidente, pues debe afrontar "un país endeudado, en recesión y con pocas alternativas de financiamiento", comentó.
"El tema económico será el más relevante porque el nuevo presidente deberá pensar cómo reperfilar la deuda pública y generar ingresos que le permitan sostener su plan de Gobierno, para ninguno será tarea fácil", apunta.
En la primera vuelta, el candidato opositor obtuvo 2,65 millones de votos, mientras que el oficialista alcanzó los 3,71 millones, lo que representa 29,08 y 39,36%, respectivamente.
Este domingo 2 de abril 12,8 millones de ecuatorianos elegirán a un nuevo mandatario, 10 años después de que Correa se posesionara el 15 de enero de 2007.