El mandatario boliviano, Evo Morales, subrayó que la obra puede convertirse en el canal de Panamá del siglo XXI y tendrá la misma importancia que la red vial de los incas 'Qhapaq Ñan', la cual recorría más de 23.000 km.
El viceministro alemán de Transportes, Rainer Bomba, a su vez, destacó la importancia de la firma del documento.
"Es el proyecto del siglo, la presencia de 40 empresas teutonas aquí demuestra que Alemania no solamente está en esta fase de planificación, sino también estará en la fase de realización", manifestó el viceministro alemán, quien llegó al país acompañado por 20 representantes de 10 empresas alemanas y suizas.
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Más tarde, en noviembre del mismo año, el mandatario de China, Xi Jinping, expresó el interés de que el gigante asiático participara en el proyecto ferroviario en Perú.
En caso de que China se convierta en el principal inversor, controlará los flujos de carga desde el puerto brasileño de Acu hasta el peruano de Ilo, en el Pacífico, a través del territorio de Bolivia. No en vano, los observadores califican este proyecto como una versión ferroviaria del canal de Panamá, que ahora es controlado por EEUU.
"Sería prematuro decir que China fracasará aquí también", afirmó Alexandr Jarlámenco, jefe del Centro de Ciencia e Información del Instituto de América Latina, en una entrevista con Sputnik.
El experto admitió que podría ser un intento de darle a la licitación un carácter alternativo y evitar así las acusaciones de ausencia de transparencia en el desarrollo de las relaciones con China. Al mismo tiempo, el experto sugirió que en la rivalidad entre China y Alemania por el derecho a llevar a cabo este proyecto podrían haber influido los recientes cambios políticos en EEUU.
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"En mi opinión, es posible que sea resultado del deterioro de las relaciones entre EEUU y China. Quizás no todos los países que antes estaban dispuestos a cooperar con China en este proyecto, ahora, en el contexto de un deterioro de las relaciones entre Pekín y Donald Trump, lo acepten", declaró el experto.
Según el especialista, también podría ser resultado de un conflicto entre la UE y Washington.
"Tras las elecciones en EEUU, la UE activó drásticamente las negociaciones sobre una zona de libre comercio con los países del Mercosur, firmó un acuerdo comercial con Cuba, y uno para una zona de libre comercio con Canadá. Por otro lado, a pesar de todas las dificultades políticas, la UE ha intensificado los contactos con China. La UE necesita mercados estables y de largo plazo", explicó.
Al mismo tiempo, el experto señaló que la distancia entre los intereses de la UE y la política exterior de Washington seguirá aumentando. Esto, a su vez, puede conducir a cierto alejamiento de los nuevos regímenes de derecha en Argentina y Brasil del curso actual de Washington.
La posición de Trump respecto a los migrantes y las relaciones económicas provoca un gran descontento en América Latina. Lo que, a su vez, crea nuevas oportunidades para los avances de la UE y China en América Latina.