"El Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) suspendió desde el 19 de marzo pasado de forma inmediata y precautoria la importación de mercancías pecuarias de Brasil, luego de recibir la alerta sanitaria por adulteración de carne de res, esto en apego a las regulaciones internacionales y para proteger a los consumidores nacionales", explicó el Gobierno de México en un comunicado oficial.
Sin embargo, "ante la condición de incertidumbre que de momento presenta ese mercado" se decidió restringir la introducción de todos esos productos al país, hasta que Brasil "ofrezca evidencias científicas y garantías suficientes de sanidad, calidad e inocuidad de sus cárnicos", añade el comunicado.
El Gobierno mexicano también resaltó que en cuanto estalló la operación policial Carne Fraca (carne débil) el pasado viernes, solicitó a Brasil un informe oficial completo respecto de las medidas que se están aplicando para extinguir el riesgo de que las plantas avícolas que exportan a México envíen carne adulterada.
En 2016 México importó casi 110 millones de dólares de carne brasileña, un valor pequeño si se compara con los principales compradores de Brasil, como China (1.750 millones de dólares) o Hong Kong (1.500 millones de dólares).
La operación iniciada por la policía brasileña la semana pasada reveló que diversas empresas, como JBS y BRF —las principales del sector— adulteraban la carne con ácidos en niveles superiores a la normativa e inyectaban agua en pollos para aumentar su peso de forma artificial.
Otros países, como Chile, China, Suiza, Japón, y la Unión Europea también anunciaron medidas similares, con más o menos restricciones.
Corea del Sur, que en un principio había anunciado el veto a la carne de pollo, finalmente accedió a seguir importando, pero reforzando los controles.