El proyecto, desarrollado por el pequeño estudio ruso Cats Who Play, salió a la venta en la plataforma digital Steam el pasado 24 de febrero.
Syrian Warfare narra la historia de un oficial de la Policía siria que vive todo el conflicto que sufre el país desde el inicio y participa en combates contra los grupos terroristas que se expanden por todo el territorio.
A pesar de haber sido elogiado por los usuarios por su seriedad y por lo interesante del relato, la noche del 1 de marzo, el producto fue repentinamente retirado de la venta.
No obstante, el propio desarrollador ruso desmintió esta acusación y se ofreció a mostrar todas las fases de desarrollo y los códigos propios del videojuego para compararlas con las de GFI.
Varios usuarios de la red crearon también una petición en el portal Change.org para lograr la vuelta de Syrian Warfare a la tienda digital.
Pero este suceso puede que tenga raíces mucho más profundas.
Además, un bloguero rusohablante que habló sobre el videojuego en YouTube denunció quejas falsas contra su cuenta que buscaban suspender el canal o, como mínimo, conseguir la retirada de los vídeos.
El desarrollador aseguró estar dispuesto a defender su labor en los tribunales y reconoció que, en caso de que el producto sea retirado definitivamente, el estudio quebrará, ya que invirtió muchos recursos en el proyecto.
No obstante, incluso en el peor escenario, prometió "difundir el videojuego gratis", ya que para su equipo, "no es un juego sino una postura personal; el dinero es secundario".
En cuanto a la cuestión financiera, el mismo autor de Syrian Warfare indicó que, como gesto de solidaridad, los usuarios de Steam están comprando la banda sonora original —que sigue estando disponible para su compra—, ya que después de que se desencadenara el escándalo, las ventas de este producto crecieron notablemente.