De Moraes ocupará la plaza que dejó en la máxima instancia judicial del país el juez Teori Zavascki, que murió el pasado mes de enero en un accidente de avión en Paraty, en el estado de Río de Janeiro.
Zavascki era el encargado de las investigaciones de la Operación Lava Jato referentes a políticos con foro privilegiado —senadores, diputados y ministros—.
Su nombramiento también es polémico porque la oposición y parte de la opinión pública lo interpretan como una manera de colocar alguien a un aliado del gobierno en el tribunal que más adelante podría tener que juzgar a políticos involucrados en la Operación Lava Jato.
Sin embargo De Moraes no tendrá contacto directo con las investigaciones de la Lava Jato, ya que esta tarea se le adjudicó por sorteo a otro magistrado del Supremo, Edson Fachin.
De Moraes será revisor de los procesos y su voto valdrá lo mismo que los del resto de magistrados en caso de que haya que juzgar a las tres primeras personalidades del país: el presidente del gobierno y los presidentes del Senado y la Cámara de Diputados.
Prometió actuar con "absoluta imparcialidad e independencia", analizando en cada caso si se da la situación de impedimento para juzgar.
De Moraes también argumentó que en los nueve meses en que fue ministro la Policía Federal —que está subordinada al ministerio de Justicia— nunca se quejó de interferencias en las investigaciones de la trama corrupta destapada con el escándalo de Petrobras.
Sin embargo, el exministro no precisó si se declararía impedido en caso de que los recursos que la defensa de la expresidenta Dilma Rousseff interpuso contra su "impeachment" lleguen a sus manos.
De Moraes, además de pertenecer al gobierno que accedió al poder tras ese juicio político, era hasta hace poco afiliado del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el principal opositor al Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff.