François Fillon, el vencedor de las primarias del centro-derecha y candidato de Los Republicanos al palacio del Elíseo, vive sus horas más difíciles desde su llegada a la política, hace más de 40 años. El semanario satírico 'Le Canard enchainé' revela cada semana desde hace casi un mes informaciones que han convertido al hasta ahora favorito en un pelele electoral.
Sus dos hijos, Marie y Charles, no hicieron "misiones puntuales" para Fillon, como el candidato aseguró en su comparecencia televisiva para limpiar su imagen, sino que trabajaron a tiempo completo durante dos años, percibiendo en total más de 84.000 euros entre los dos. Además, y contrariamente a lo que su padre declaró para justificar su contratación, no eran todavía abogados cuando trabajaron para él.
El 'affaire' del trabajo ficticio en la publicación 'La Revista de Dos Mundos' también le saca los colores. Entre mayo de 2012 y diciembre de 2013, Penelope Fillon recibió 5.000 euros mensuales. 100.000 euros en veinte meses por dos reseñas literarias comprobadas. Una de trece líneas y otra, de siete. Por ese tipo de notas, la revista paga 200 euros la unidad. Es decir, una diferencia de 89.600 euros entre la suma percibida y el trabajo comprobado. Además, el Redactor Jefe del mensual en ese período no recuerda haber visto a la señora Fillon en ningún momento. El propietario de la Revista, el millonario Marc Ladreit de Lacharrière, aclara la aportación de la "Consejera literaria": "Es una mujer muy inteligente, ha leído muchos libros".
#Fillon: "Presento mis disculpas a los franceses" https://t.co/PKJilx1Msq
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"PenelopeGate" mortífero
Fillon ha decidido continuar la batalla a pesar de que dentro de su partido muchos exigían su retirada arguyendo que con su caída arrastraría al fondo del océano las expectativas de Los Republicanos. Pero el mensaje que intenta dejar en los mítines y en las reuniones electorales por todo el país es inaudible. Nadie hace caso a su programa y tanto prensa como público solo viven pendientes del escándalo y de las posibles nuevas informaciones.
François Fillon arrasó en las primarias de su partido y derrotó a dos pesos pesados de la política francesa: el centrista Alain Juppé y el expresidente Nicolas Sarkozy. Vendió una imagen de político honesto y libre de sospechas de corrupción, algo de lo que sus dos rivales no podían vanagloriarse.
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Que su mujer y sus hijos hayan percibido una fuerte cantidad de dinero por trabajo ficticio está por demostrarse en los tribunales, pero el daño está hecho. Fillon acusa al gobierno socialista de François Hollande, a una parte de la judicatura y a la prensa de haber dado "un golpe institucional" para evitar que la derecha gobierne el país.
La angustia del aspirante del centroderecha produjo escalofríos de alegría en el campo de la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen. Fillon aparecía, antes del Penelopegate, como el único peligro para las aspiraciones electorales de la candidata nacionalpopulista. Pero sobre ella y su formación política también caía el oprobio de las acusaciones. En concreto, el Parlamento Europeo exige al FN la devolución de más de 300.000 euros obtenidos de forma ilegal, camuflados en trabajo ficticio de sus colaboradores.
¿Qué le espera a la campaña de #Fillon tras '#PenelopeGate'? https://t.co/TiPbthapVT pic.twitter.com/RkbO0YPby4
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A Marine Le Pen las revelaciones no le suponen tantos problemas como a Fillon. El bloque de votantes del FN es el más sólido de todo el escenario político francés y si las denuncias vienen de las instituciones europeas, para los fieles de Le Pen es sin duda una ofensiva política más de esa Europa que Marine denuesta.
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El FN no contaba hasta la desgracia de Fillon con el candidato "antisistema", "ni de izquierda, ni de derecha", todavía más peligroso para sus intereses. Emmanuel Macron, exministro de Economía de Hollande, decidió volar solo, cansado del ritmo lento de las reformas liberales de su protector socialista.
Ataques por debajo de la cintura
El benjamín de la carrera electoral (39 años) tiene motivos para soñar con la investidura como Jefe del Estado. Pero no se va a librar, tampoco de ataques y denuncias. En su caso son de otro tipo. Desde hace más de un año París es escenario de rumores sobre la supuesta doble vida —privada— de Macron. Por un lado está la oficial, con su pareja, su exprofesora Brigitte Trogneux, 28 años mayor que él. Escondida estaría su verdadera realidad, su supuesto romance con el Presidente de Radio France, el también joven (40 años), Matthieu Gallet.
En Francia ser homosexual no es una traba ni es algo que se esconda como en el pasado. Las "salidas del armario" de políticos y personajes de todos los ámbitos están a la orden del día. Las acusaciones que intentan hacer descarrilar la locomotora Macron inciden en haber mentido al electorado con esa presunta doble vida.
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Para Macron y sus aliados, el acoso fiscal fue obra del Ministro de Finanzas socialista, Michel Sapin, por supuesto, teleguiado por Hollande, que castigaba así a su otrora protegido, quien había osado dejar el gabinete y criticar la lentitud de las reformas del gobierno.
La 'lunga mano' de Moscú
En Francia, y para no quedar fuera de la moda internacional, algunos quieren ver la larga mano de Moscú en las acusaciones contra Macron y lo justifican aludiendo al europeísmo del candidato y a su diferencia de actitud frente a los "prorusos" Fillon y Le Pen. Las insinuaciones de Julian Assange al diario Izvestia en las que decía "estar en posesión de emails de Hillary Clinton que contienen informaciones interesantes sobre Emmanuel Macron" alimentaron las sospechas. Pero el fundador de Wikileaks afirmó más tarde a la BBC, para despejar las conjeturas de anti-macronismo, que también había publicado documentos confidenciales sobre Marine Le Pen y François Fillon.
WikiLeaks publica 3.600 documentos que salpican a François #Fillon https://t.co/ygFPRLooL5 pic.twitter.com/7x4dAC5Hre
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Francia vive pues de nuevo empantanada en un carrusel de bombas fétidas y supuestos escándalos. De nuevo, porque no es una novedad. Las campañas electorales en este país han sido a través de la historia escenario de ataques, denuncias y delaciones que a algunos políticos les ha costado la vida y a otros la carrera.
Para que la esperanza de la izquierda francesa se hiciera realidad, uno de los dos debería renunciar. Los votantes de ambos estarían encantados con ello. A los dos se les acusa de vender sueños. Con dejar de lado sus aspiraciones personales la utopía estaría al alcance de la mano. Pero Melenchon no va a entregar el poder a sus excamaradas de partido, ni el PSF va a ceder la plaza a su principal rival a su izquierda. Una vez más, los intereses y los anhelos de los ciudadanos cuentan poco frente a los cálculos de los aparatos burocráticos y de la ambición de los líderes.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK