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La República de Kiribati, un archipiélago ubicado al oeste del Pacífico, no es el único país donde Bákov ya ha intentado restaurar la monarquía. Así, anteriormente, el empresario había llevado a cabo negociaciones con las autoridades de Montenegro, Macedonia, Antigua y Barbuda y Gambia, pero no logró que lo apoyaran.
"Existe un raro patrón: los que nos dijeron no, incluido el primer ministro de Montenegro, Milo Djukanovic, pierden sus puestos de manera rápida", ironizó Bákov.
El primero en ponerse en contacto con las autoridades de Kiribati fue el hijo del empresario, Mijaíl, quien, a finales de 2015, presentó al Gobierno de la nación insular el plan de inversión desarrollado por su padre.
En las tres islas desiertas del archipiélago —Malden, Starbuck y Millennium— Bákov y su esposa Marina quieren crear una "Rusia alternativa" y construir toda la infraestructura necesaria para los negocios y el turismo. El país tiene buen clima y la pequeña población se beneficiará de la ayuda financiera, detalló.
Según las estimaciones del empresario, la ejecución de los proyectos tardará entre 10 y 15 años. Además, planea contratar a cerca de 1.000 habitantes de Kiribati.
Asimismo, Bákov enfatizó que incluso el propio príncipe Karl Emich de Leiningen, reconocido por el Partido Monárquico de Rusia como heredero al trono del país —Nicolás III—, "le había otorgado un enorme grado de confianza".
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Pese a lo ambicioso del plan, Bákov aseveró que sorprender al mundo con un proyecto insólito no es un fin en sí mismo, y tiene ganas de poner en práctica su "brillante idea de reformar los Estados modernos".
"Aspiramos a que el imperio Románov y el estatus internacional de 'Su Majestad Imperial' reciban reconocimiento, pero por el momento no hablamos de restauración monárquica en Rusia. Para mí, es un deber y [un símbolo de] fidelidad al juramento del año 1613", concluyó el empresario.