El 5 de febrero, el Gobierno abolió las enmiendas de la ley de amnistía, y el primer ministro, Sorin Grindyanu, propuso iniciar un debate público sobre temas sensibles relacionados con este documento.
Sin embargo, los protestantes no se conformaron con la sola cancelación del decreto. El 6 de febrero, el número de manifestantes alcanzó medio millón de personas, que exigen destituir al Gobierno y repetir las elecciones, lo que en el PSD califican de pretexto para forzar el cambio del poder.