"La sociedad debe ser saneada de la corrupción, de las extorsiones, del tráfico ilícito de estupefacientes y de armas, de la trata de seres humanos, entre ellos muchos niños que son llevados a la esclavitud".
Para el jerarca religioso esos delitos representan "auténticas plagas sociales" y representan "desafíos globales que la colectividad internacional está llamada a enfrentar con determinación".
Francisco señaló además la necesidad de incrementar la protección de las víctimas de las mafias, "a través de la asistencia legal y social de estos hermanos y hermanas nuestros, en busca de paz y de futuro".
"El dinero de los negocios sucios y de los delitos mafiosos es dinero ensangrentado y produce poder inicuo. Y todos sabemos que el diablo entra por los bolsillos: es allí, la primera corrupción", destacó.
"Pido a Dios que toque el corazón de los hombres y de las mujeres de las diversas mafias, para que se detengan, dejen de hacer el mal, se conviertan y cambien de vida", resumió el Santo Padre.