Así, las actuales condiciones financieras y geopolíticas han obligado al Fondo Monetario Internacional (FMI) a rebajar los pronósticos de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en esos dos países que hicieron en octubre de 2016.
Al realizar esa revisión a la baja, el FMI también tuvo en cuenta las "vientos en contra más fuertes" que enfrenta México con el cambio de inquilino en Washington, quien ya ha adelantado una política claramente proteccionista y la construcción de un muro fronterizo para evitar que sigan llegando inmigrantes desde el sur.
Frente a los bajos precios del petróleo, la débil producción industrial en Estados Unidos y la estricta política monetaria y fiscal, el crecimiento económico mexicano alcanzó apenas el 2 % en 2016 (aunque otras fuentes hablan de menos, el 1,8%).
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La llegada de Donald Trump en la Casa Blanca va a complicar aún más si cabe el panorama de corto y mediano plazo para la economía del país. El principal factor de riesgo radica en la más que posible adopción de medidas comerciales por parte de la nueva Administración estadounidense. Teniendo en cuenta que se prevé que la inversión caerá todavía más si cabe, las cifras de crecimiento del PIB en México se mantendrán cerca del 2% en 2017 y 2018.

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Un panorama prolongado de crecimiento débil podría suponer una amenaza a los logros y avances sociales de la década pasada y complicar el camino de Latinoamérica hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Esta desaceleración significativa, unida a una elevada deuda pública, va a contribuir a que haya una perspectiva de crédito negativa en Brasil, de acuerdo a las últimas estimaciones de la agencia calificadora de riesgos Moody's. En cuanto a México, la firma sostiene que el país sigue expuesto a un potencial cambio en las políticas comerciales de EEUU, cambio que implicaría una fuerte carga para la inversión y el crecimiento.
Moody’s también estima, en referencia a México, que "las recientes reformas fiscales han compensado la pérdida de ingresos vinculados al petróleo". Lo que no dice esa empresa neoyorquina es que esa reforma impositiva contempla la liberalización del precio de los combustibles. ¿Consecuencia? En apenas unos días ha subido un 15% el valor del litro de gasolina o diésel, lo que ha provocado cortes de carreteras, saqueos, manifestaciones por toda la república y protestas de partidos opositores. Su Gobierno atraviesa un momento muy delicado.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK