Buscando mejorar la productividad agrícola, Mao Zedong ordenó que todo niño, hombre, mujer o anciano, sin importar su profesión o rango, matara a cualquier gorrión que se encontrara en su camino. De esta manera, se esperaba que los granos que los gorriones dejaran de comer sirvieran para alimentar a miles de personas.
Siguiendo las órdenes del Gran Timonel, toda la población china se dio a la tarea de exterminar a estos animales, usando diversos métodos, desde resorteras hasta armas de bajo calibre.
Lo que no sabía Mao Zedong es que los gorriones se alimentan no solo de granos y frutos, sino también de diversos insectos y animales pequeños, manteniendo así el equilibrio de los ecosistemas. Con la desaparición de los gorriones, las plagas de langostas y otros insectos asolaron a China, causando la destrucción de miles de plantaciones agrícolas.
Lo que empezó como un plan para mejorar la producción agrícola, terminó en un periodo conocido como la Gran Hambruna China, en el que murieron entre 15 y 45 millones de ciudadanos chinos, según diversas estimaciones.
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 17 января 2017 г.
Mao Zedong nunca reconoció su error e intentó enmendarlo importando gorriones soviéticos para repoblar su país con estas aves. Poco a poco, la situación mejoró, pero la mala fama de los gorriones sigue siendo un problema todavía hoy: miles de campesinos chinos continúan exterminando a este animal, ya que siguen considerándolo un peligro para sus plantaciones.