Es el caso del profesor de Fundación Getúlio Vargas (FGV) de São Paulo y experto en seguridad pública, Rafael Alcadipani, que en una entrevista con Sputnik resaltó que "todos los gobiernos" adoptan este tipo de medidas cuando la seguridad se sale del control.
"Es una medida mediática más que algo efectivo (…) El Ejército no está preparado para actuar dentro de las cárceles y cuando los militares se vayan volverá todo dentro", explicó, en referencia al supuesto armamento que van a incautar.
Se espera que mil hombres divididos en 30 equipos se desplacen a cárceles de todo el país en un plazo máximo de una semana, aunque algunos gobernadores, como el de Río Grande do Norte, Robinson Faria, pidieron que adelantaran la llegada para que ayuden también en la seguridad en las calles.
Para Alcadipani Brasil lleva 50 años inmerso en una crisis de seguridad pública y adoptando "medidas paliativas" cuando no erróneas, ya que en su opinión una de las claves para mejorar el sistema es detener menos, cuando en realidad las políticas públicas van en la dirección contraria, hacia lo punitivo.
"Hay un problema de gestión, de administración: no es tanto que falten recursos sino que están mal gestionados; el gobierno federal se lava las manos (las competencias de seguridad son de los estados), al final todos son responsables pero nadie es responsable efectivamente", dice Alcadipani.
El experto también valora muy negativamente el papel del gobierno de Michel Temer (Partido del Movimiento Democrático de Brasil) desde que estalló la crisis en las cárceles el 1 de enero con la matanza de 56 presos en la cárcel Anísio Jobim de Manaos (estado de Amazonas).
"El gobierno es muy débil y no consigue lidiar con el problema, la gestión es muy mala porque desde el principio no se evaluó la dimensión del problema, cuando sabíamos desde hace un año que podía pasar", recuerda, en referencia a los informes que había sobre tensiones entre bandas rivales.
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El profesor considera que Temer "no entiende" lo que está pasando y que su ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, cabeza visible en esta crisis, tampoco está capacitado.
Además, lamenta que la crisis de las cárceles no sirva para que los brasileños abran el debate de la legalización de las drogas, un "tabú" que en su opinión tiene que acabarse porque los recientes acontecimientos demuestran que la "guerra a las drogas" no está funcionando.
El estado de #Roraima pide ayuda urgente de la Fuerza Nacional en las cárceles https://t.co/2K6jVNHzyR pic.twitter.com/9dO0HnP4aV
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 9 de enero de 2017
Sobre los próximos pasos de la ola de violencia que afecta a las cárceles Alcadipani advierte que la guerra entre facciones se trasladará en breve a las calles de las ciudades: "En ese caso tendrán que actuar las Fuerzas Armadas, no habrá policía suficiente para lo que está por venir".
De momento la primera ciudad en notar los efectos de la lucha entre facciones ha sido Natal, la capital del estado de Río Grande do Norte, donde en las últimas horas se incendiaron más de 20 autobuses municipales y comisarías de policía y edificios gubernamentales fueron atacados.