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Según The National Interest, los cazas estadounidenses carecen de tales sistemas. Hay que recordar que el último de sus aviones que los tenía era el F-14 Tomcat. El Superhornet, sin embargo, dispone de la opción de portar un tanque de combustible externo con IRST. Sin embargo, agregar este tanque con infrarrojos sería un gran despilfarro, explica el medio, por las complicaciones que entraña deshacerse del mismo una vez consumido el combustible.
La causa de semejante punto débil se arrastra desde su diseño original. Según los planes de sus creadores —las compañías Lockheed Martin y Boeing—, estaba previsto gastar en su aviónica hasta 16 millones de dolares, mientras que, en enero de 1989, la Fuerza Aérea de EEUU decidió limitar el coste a nueve millones. Así, el indispensable sistema IRST fue sacrificado y, 27 años después, el competidor principal del F-22, el caza Su-35 ruso, tiene una ventaja clave sobre su rival.
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