En uno de los puntos, el texto afirma que Moscú "aboga consecuentemente por fomentar las bases legislativas de las relaciones internacionales y cumple estrictamente sus obligaciones internacionales en la esfera del derecho". La Doctrina de Política Exterior indica que Rusia rechaza los intentos de otros países de revisar el derecho internacional y de realizar una nueva lectura de las leyes.
"Rusia pretende (…) enfrentarse a los intentos de ciertos países o grupos de países de hacer una revisión de los conceptos de derecho internacional, reconocidos por todo el mundo y consagrados en la Carta de la ONU y en la Declaración de Principios del Derecho Internacional", resalta el documento.
En este sentido, el periodista y analista internacional Juan Aguilar señala que las experiencias de los últimos años indican que la ONU es una institución con una gran cantidad de deficiencias, que ha sido y sigue tremendamente inoperante en muchos conflictos, pero es verdad que no hay otro marco dentro del derecho internacional donde se puedan discutir los temas, tomar resoluciones, y donde exista una mínima legitimidad para poder actuar.
Por lo cual, opina Juan Aguilar, es comprensible que la idea de Rusia sea seguir apostando por la ONU como una forma o modo de tribunal jurídico, legislativo, ejecutivo, que tenga un mínimo de legitimidad para arribar a soluciones. De lo contrario, señala el experto, “volveremos a la situación de la selva, donde se desataría una lucha de todos contra todos, impidiendo además cualquier posibilidad de frenar algún conflicto, de evitar catástrofes humanitarias, etc.
"La Federación Rusa está interesada en construir relaciones mutuamente beneficiosas con EEUU, dada la especial responsabilidad de ambos países por la estabilidad estratégica global (…) y teniendo en cuenta el gran potencial de la cooperación comercial, de inversión, científica, técnica y de otra índole", resalta la Doctrina de Política Exterior.
"Rusia construirá las relaciones con la OTAN partiendo de la disposición de la Alianza para una cooperación equitativa y para el cumplimiento estricto de los principios y las normas del derecho internacional", dice el texto.
La doctrina agrega que Moscú considera negativa la extensión de la OTAN y el acercamiento de las infraestructuras de la Alianza hacia sus fronteras y el aumento de su actividad militar en las regiones fronterizas.
Asimismo, y conforme a la nueva doctrina, Rusia está interesada en hacer llegar a la comunidad internacional una información objetiva sobre sus logros y posiciones, para lo cual utilizará las nuevas tecnologías que permitirán fomentar la labor de los medios rusos en el extranjero.
Moscú, de acuerdo con la nueva doctrina, está interesado en lograr que la comunidad internacional conozca sus enfoques y su postura ante diferentes problemas internacionales, así como sus iniciativas y acciones fuera del país.
Los diputados del Parlamento Europeo aprobaron una resolución dirigida contra los medios rusos, que presenta a la agencia Sputnik y a la cadena RT como a las más peligrosas.
La resolución 'Comunicaciones estratégicas de la UE para contrarrestar la propaganda de terceras partes' asegura que Rusia lleva a cabo una "propaganda hostil" contra la UE con la ayuda de los medios de prensa, principalmente Sputnik y el canal de televisión RT.
En este sentido, Juan Aguilar señala que en Europa “están acostumbrados a ver y leer las mentiras diarias, muchas veces descaradas, de los medios occidentales. Hay una guerra mediática y cada uno utiliza las armas que puede. Con un coste muy inferior y con la posibilidad de extenderla al mundo entero, está la información proveniente de los medios rusos, y eso molesta mucho en Occidente”, explica el analista.
Juan Aguilar opina que en Occidente “molesta especialmente que personas, analistas que son de los propios países occidentales, estén hablando en los medios rusos. Eso es algo que les enciende, que les provoca una taquicardia porque de alguna forma les deslegitima. Es como decir, ‘oiga, no me hable usted de la propaganda rusa, porque quien está hablando por Sputnik, o por RT, no se llama Vladímir Putin, se llama ‘fulanito de tal’ y es español, se llama ‘menganito de tal’ y es francés o alemán’. Y eso saca de quicio a los dirigentes europeos. Y ahí es donde ellos ven que de alguna forma a la batalla mediática la pierden. Porque la crítica está en un medio ruso, pero no está saliendo de políticos o periodistas rusos, o bielorrusos o chinos, sino que está saliendo de personas que tienen nombres y apellidos de origen italiano, francés, alemán, británico o estadounidense”, concluye Juan Aguilar.