Turquía da la espalda a la OTAN y firma el armisticio en Siria con Rusia. Ankara ya no exige la destitución de Asad, mientras que Moscú permite que los opositores y las tropas turcas se hagan con el norte del país. Lo más probable es que estos últimos acontecimientos tengan efectos trascendentales para la región. Sputnik habló con dos expertos sobre el futuro de Siria después de la firma de la tregua.
El tratado entre Rusia y Turquía cambia por completo todas las prognosis acerca del futuro de Siria: todos pensaron que los combates en Alepo serían seguidos por otra acción militar, dice el politólogo Basam Tahhan.
"Surge una pregunta: ¿cómo un país que aún forma parte de la OTAN puede darle la espalda a la Alianza y mantener una relación fluida con Rusia, contra la que Occidente impuso sanciones? Es un cambio muy brusco", manifestó.
Tahhan vaticina que "la reacción de Occidente será otro golpe de Estado en Turquía". Esta amenaza parece aún más real, dado que faltan pocas semanas antes de que Trump asuma el cargo de presidente, de manera que es posible que Obama "continúe saldando cuentas" antes de marcharse de la Casa Blanca.
Otro experto en Turquía, el politólogo Tancrede Josseran, pone de relieve que, en la actualidad, el mundo es testigo del cambio drástico en la guerra siria. Este cambio se debe mayormente al acuerdo entre Ankara, Moscú y Damasco.
Josseran señala que el reciente acuerdo no incluye a la parte iraní. El experto explica que Ankara teme a Teherán, la expansión iraní y, en particular, el hecho de que "Irán use a los kurdos para avanzar hacia el mar Mediterráneo", aseguró.
Sin embargo, agregó que Irán sí forma parte de las negociaciones porque debe presionar a su aliado en la región, o sea, Hizbulá. Desde el punto de vista de Josseran, Teherán debe discutir el futuro de Siria con Rusia y Turquía, donde el país persa también va a tener su zona de influencia.
En cuanto al alto el fuego en Siria, añade el experto, todo parece muy simple: hubo muchas negociaciones entre Ankara y Moscú y al final lograron un tratado: Rusia 'presionó sobre su aliado' —Bashar Asad—, que dejó de intentar de restablecer su control en el norte de Siria. Turquía, por su parte, cuenta ahora con una zona de influencia a lo largo de su frontera, así que "puede contrarrestar la expansión de los kurdos", destacó.